Domingos meditativos, Eskrima y naturaleza.

Será porque ha sido una semana intensa, porque llueve o porque mi bebé me hace reflexionar mucho que hoy  he querido hacer un tipo de entrada «diferente».

He decidido profundizar en mi práctica de Ashtanga Yoga recientemente. Mi cuello maltrecho me lo ha gritado. Hay que escuchar a nuestro cuerpo de vez en cuando. Sobre todo cuando ruge, mejor antes de que lo haga. Aumentar el número de prácticas supone romperse en mil pedazos de uno mismo y trascender un dolor que no sabes a donde te lleva pero que te transforma con mucha sutileza.

Le decía hace poco a un alumno «estacional»: «si estás dispuesto a aceptar el dolor, podrás aprender Eskrima y algo sobre ti mismo«. Si hay algo que me ayuda en el camino de las armas es precisamente el contrapunto de mi práctica de Yoga. En concreto de Ashtanga. Me hace sentir con más equilibrio. Modifica sustancialmente mi energía. Es una herramienta que no resta, siempre suma; tal y como debería ser Eskrima.

Así, dando vueltas al mundo del Ashtanga y peregrinando por las redes encontré un vídeo que me ha encantado y comparto. El título fue lo que me llamó la atención: «Nature in Motion». Ya que hablo constantemente del movimiento como el «no-secreto» de la Eskrima, quise verlo. El vídeo me hizo sentir con mucha fuerza la necesidad del contacto con la naturaleza. ¡Cómo lo hecho de menos!

Me acuerdo de cuando viajé a Cebu, en Filipinas y de cómo navegando con un catamarán me quedé perplejo mirando una costa y un agua tan turquesa y transparente que parecían dibujados en un lienzo infinito. Me acuerdo de aquel proyecto: La Fuente, afincada en plena naturaleza del interior malagueño y del que aprendí todo lo que no hay que aprender de la espiritualidad: el ego espiritual es el peor de todos. Y me acuerdo con una intensidad especial de las veces que he ido a Ecuador y en los que he descubierto rincones del mundo increíbles gracias a la Eskrima, pero sobre todo gracias a Sergio y Cleo.

Dormir en mitad de la selva con el ruido armónico de los insectos rodeándote, despertar en un amanecer de Mindo escuchando pájaros que no sabías que existían, ver un mar de luciérnagas por primera vez a tus 38 años o simplemente admirar una cascada de agua que trona tanto en el alma que no deja escucharte a ti mismo, son experiencias que trascienden la visión limitada y sesgada de lo que es en realidad la «vida simple». Caminar junto a volcanes o andar sin saber a donde vas, rodeado de árboles multiplicados por mil, es algo que todos tendríamos que hacer más de una vez en la vida. Yo sueño con el día en que esa sea mi forma de vida junto a mi Rubia y mi bebé del alma.

Unir Eskrima, naturaleza, espiritualidad … es algo que late con fuerza en mi corazón. Sobre todo desde el último viaje a Ecuador en el que crucé la mitad del mundo. En mi mente, en mis proyectos, en mis sueños junto al X3M Fight & Soastec y algún buen amigo, ya germina la idea de fusionar estos mundos. Todo se andará. Los sueños, igual que la utopía de Galeano, sirven para continuar caminando y en esto estamos. Gracias, Namaste, Mabuhay.



José Díaz Jiménez

Jose

Expect the unexpected...

3 comentarios

  1. Hola José he leído tu nueva entrada. Muy buena. El vídeo espectacular.
    José caminar, tenemos que seguir caminando, lo importante es saber el destino, y tú lo sabes…
    Perdona mi «ausencia» tenemos algunos proyectos que me han «atrapado» y tengo muy poco margen de actuación, pero me olvido de nada de lo que hablamos. Un abrazo

    • Muchas gracias Jose. Hay que caminar aunque no se sepa a donde nos llevarán los pasos porque al menos nos encontraremos sin saberlo un poco más cerca de sabe dios donde. Sé que estás a tope, cuando pueda ser será. Muchas gracias y un gran abrazo !!!!!!!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.