La mayor parte de cosas que hacemos en la vida van ocurriendo sin control. Nos empeñamos en construir un tipo de vida en el que se pierde la perspectiva de lo que realmente es importante.
Estamos influenciados por una cultura y una sociedad que nos envuelve y nos convierte en marionetas sin criterio para poder escapar de una Matrix que no entendemos porque no vemos. Dentro de todas estas fantasías que hemos decidido acomodar a nuestra vida, estaría bien ser coherentes por un simple motivo: de ello puede depender nuestra vida.
Hagamos un «experimento». Imagínate con un Arma (da igual cual sea). ¿Qué sientes? Yo personalmente siento que es una herramienta extremadamente peligrosa. Siento respeto y sobre todo que aprender a usarla no debería estar al alcance de cualquiera. Es tan serio que si me estás leyendo, espero que no seas uno de esos que se excitan jugando con armas y calumnian compulsivamente porque un día pensaron que la mentira era su viagra y la Eskrima su puta. Me daría pena que alguien como tú leyera algo como esto.
Los de la vieja escuela piensan que sin «dolor» no hay progreso. Así es Eskrima, así es la vida. Claro está, con esta mentalidad vendrán los iluminados de lo espiritual y dirán que si veo la vida como una lucha encontraré más lucha, yo les respondo: ¿y a que crees que he venido a este mundo? Es fácil buscar la anestesia eterna y pensar que nada va a pasar. Mi realidad es otra. La vida «duele» y cuando no duele es que ya no estás vivo. Se trata de buscar el equilibrio, si piensas en dolor como algo negativo ya te ganó la partida.
El valor es el antídoto (el veneno), ese que es necesario para hacer frente a la vida. El valor se afila y forja en la batalla, mirando de frente a tus miedos, saliendo de donde estás a explorar tierras desconocidas. Palabra antigua, recia y poderosa que por desgracia para muchos ya no vale nada. El valor se conjuga con la virtud de la templanza. Hay que saber muy bien cuando afilar el arma. De lo contrario ésta puede deteriorarse pronto.
Algunos «valientes del postureo» creen estar en el camino correcto sin saber que son víctimas de un espejismo. Ellos mismo han creado y creído sus propias mentiras. Observo con quien entrenan, qué hacen, como se mueven, qué venden y me da la risa (¿a esa miseria la llaman Eskrima?). Me viene a la mente aquella frase de: «dime con quien vas y te diré quien eres«.
No son pocos los que nacen libres y se hacen esclavos voluntarios de estilos, guías, organizaciones o instituciones pseudomarciales sectarias. Dice el gran Ramiro Calle: «El maestro puede estar en cualquier parte y no hay maestra como la vida misma. Pero muchas personas prefieren creer a experimentar, seguir los pasos de otros en lugar de seguir los propios, crear dependencias patológicas de un guía y perder el dominio sobre uno mismo. Surgen así los falsos maestros, que embaucan, adoctrinan, afirman su desmesurado narcisismo y tratan de sacarte de tu cárcel para meterte en la suya. Explotan la minoría de edad emocional de muchas personas. Los falsos maestros están por todas partes y muchas veces detrás de ellos hay una organización que les apoya con un estudiado marketing«. Os suena de algo ¿verdad?
Hay muchos caminos hacia «la verdad» y pocas direcciones como la valentía para atravesarlos. Nelson Mandela decía una frase que me conmueve: » No es valiente el que no tiene miedo, sino aquel que es capaz de conquistarlo«.
Comparto una imagen con una sentencia que quizás pueda resumir todo lo que vengo diciendo desde siempre.
El artículo es MAGISTRAL José.
«un día pensaron que la mentira era su viagra y la Eskrima su puta»
Has hecho que casi se me caiga la taza de café!!!:-)
Esas frases a lo Reverte me molan, te debo un café !! Abrazako y gracias !!!!