¿Es la violencia violenta?Eskrima views.


Partiendo de la base de un conocimiento previo de la situación actual, no cabe duda que hoy día, sobrevivimos , más que vivimos. La situación social, la marginación, la desigualdad la inmigración desmedida y descontrolada, la mala influencia de la prensa, radio y televisión, y para algunos incluso la condición humana hace cada vez más permisiva una  violencia gratuita y desatada en la que la vida parece tener cada vez  menos valor.

Muchas veces me encuentro en la dicotomía de la relación entre mi entrenamiento, mi forma de ser y la violencia. No cabe duda, que la gente que practicamos algún tipo de arte marcial, se mantiene en una fina línea, que lo relega a un juego delicado entre acercarnos o no a la violencia. Esa línea en ocasiones trae consigo prejuicios y mal entendidos…intentemos explicarnos pues:

Dos personas encima de un Ring, golpeándose e intentando dejar fuera de conocimiento a otro, sin duda no es un acto de paz, pero ¿ y de violencia? Todo depende ¿verdad?

Imaginemos por un momento a dos señores de mediana edad. Uno es un experto al volante y el otro jamás a conducido, aunque sabe lo que es, lo ha visto por la tele. Le damos a esas dos personas la posibilidad de conducir un coche muy potente entre dos puntos x distantes a toda velocidad…ok sabemos el resultado de la experiencia: el que sabe conducir, no debe tener problemas para recorrer los metros establecidos, aunque el riesgo siempre existe presuponemos el control del vehículo, sin embargo, el que no ha conducido en la vida, o se estrella, o ni siquiera puede hacer funcionar el coche, sin dudas prueba no superada.

Muy bien ahora traslademos este ejemplo a alguien que nunca ha entrenado artes marciales y a otra que si lo ha hecho durante tiempo. El coche, la velocidad y el trayecto a recorrer sería una situación nunca agradable de enfrentamiento en la calle, el resultado, el control de la situación…resolución quizás no totalmente aceptable dependiendo del resultado, pero sí con una menor probabilidad de resultado negativo.

“La paz no es la ausencia de conflicto, sino la capacidad de controlarlos”( que me gusta esta sentencia) y es muy cierto ya que del conflicto surge la resolución y de ella un estado de calma que nos conduce al control de una continua situación de problemáticas relaciones con el resto de nuestros congéneres que pululan con sus egos exacerbados y dispuestos a anteponer sus necesidades a las de cualquier bicho que respire…

Sin lugar a duda, un entrenamiento realista, en la medida de lo posible, ha de ser intenso, porque aun más intensa es la realidad que nos aguarda. Y cuanto más intenso y cercano a esa realidad, más nos ayudará tanto a controlar la situación como a salir airoso en caso de tener que actuar, esta vez, y sin lugar a dudas, con rotundidad.

El control de la situación y el haberte enfrentado en cierta medida a situaciones de lucha, en un porcentaje mayor a la media, afecta en un estado mental de conocimiento y de control superior a la persona que como en el ejemplo anterior expusimos, no sabía conducir.

La violencia, surge de la desesperación en el mayor de los casos, de la desesperación, de la furia, de la rabia, de la injusticia… Todos son rasgos muy humanos. Rasgos que surgen del descontrol, del desconocimiento…pero que en mayor o menor medida podemos controlar.

Si algo nos diferencia de los animales es que en el momento del nacimiento, un animal tiene su vida marcada y predeterminada, el ser humano ha de hacerse su propia vida. En este avatar de situaciones, nos encontramos que la vida en sí es un reflejo de una lucha continua. La naturaleza en su concepción y usando exageradamente el término es violenta y aun así muy bella. Justifiquemos lo dicho, pensemos en un depredador, una leona, con su porte bello y de fortaleza… bien, para sobrevivir, necesita cazar, normalmente ataca al más desfavorecido, mata, se alimenta y sobrevive, a nadie le gusta ver esas imágenes, pero existen, así es y de ahí venimos. Algo bello puede ser muy dañino, esa es la naturaleza, esa es la lucha…y aunque medianamente evolucionados, con armas, estrategias más o menos desarrolladas ,fines o pensamientos sofisticados, muchos aun viven en esa etapa prehistórica.

El hecho de base, aquello que jamás debemos perder de vista, es que la acción siempre ha de ser equivalente a la “ofensa,” por supuesto, para esa equivalencia hace falta control, y ese control tan solo puede surgir del conocimiento de la situación o se desborda y en ese preciso instante, en ese desbordamiento, es cuando la violencia toma su aspecto más negativo, porque mal hiere y se solapa a un descontrol sin duda peligroso y nada aceptable.

Si entreno con seriedad y no desviando el objetivo de la verdadera autodefensa, o como se la quiera llamar, me situaré en posiciones delicadas, ante adversidades ajenas a mi mundo, pero que pertenecen a ese mundo de ahí fuera. Esa forma de conocimiento, de auto conocimiento que no dista para nada de una realidad tangible, es la que me proporciona esa seguridad propia, en la que de sobra, no hay que demostrar nada a nadie.

Muchas son las veces en las que todos nos vemos envueltos en problemas, gran pesar de muchos que no buscan pero encuentran, los problemas te buscan, no hace falta que los encuentres. Ahí están y por ello merece la pena mirar un poco más allá y tener la capacidad de analizar una realidad que es la que es y a la que debemos nuestra vida.

En orden de progresión, alguien que no “controla” medianamente la situación, puede optar por la violencia como salida inmediata; acaba de subir a un coche potente, sin saber conducir, sin duda puede haber malos golpes por ambas partes, incluso armas, y si tenemos que asegurar la integridad de nuestro acompañante, podremos poner en peligro algunas vidas y más aun no siendo dueño de nuestro actos.

Sin embargo y por experiencia propia, si sabes conducir, o “presumes” de esa seguridad ( que nunca asegura nada al 100%), todo va a cámara lenta. Ves desde otra perspectiva y si puedes evitar, lo haces, no merece la pena arriesgar la vida, que es lo único que tenemos por un puñado de monedas o unos insultos, que en definitiva provienen de alguien con una capacidad intelectual muy por debajo de la media en el mejor de los casos, sabiendo dios porqué está en esa situación…

En estos términos alguien que entrena seriamente artes marciales, presupone una seguridad, un autocontrol y dado el caso la capacidad de tener una acción proporcional a la agresión, para escapar de la violencia desesperada y utilizar sus armas en pro de una resolución más acorde con la realidad de la situación.

Ver combates de Lucha, de Boxeo, de MMA, de Grappling, de Muay Thai… no nos relega a ser personas violentas, nos acerca al conocimiento…no creo que muchos de los que vemos con verdadero interés este tipo de espectáculos, quiera ver quien sangra más, o a ver si muere alguno de los dos, o el morbo de que cara se le queda tras una paliza…muy probablemente estará admirando ( aun sintiendo lo mismo que cualquiera al ver dos seres humanos luchar), como alguien voluntariamente está desarrollando un duro trabajo, que muchos subrayan de arte, mostrando y demostrando la efectividad de su entrenamiento y sus cualidades personales contra alguien que piensa y siente lo mismo de manera totalmente voluntaria, incluso analizando que ha funcionado y que ha fallado para trasladarlo a nuestro entrenamiento… hoy día ese “espectáculo” es el campo de batalla y de prueba de todo lo que venimos diciendo.

Esta es la realidad, la violencia por desgracia forma parte de la sociedad, la verdadera violencia para mi es que niños mueran de hambre mientras otros no saben en que gastar dinero, violencia es el terrorismo, las desigualdades, la política que se convierte en un monólogo a muchas voces siendo la última la del pueblo, violencia es levantar un arma de fuego para mantener el orden, violencia es no vivir…todo lo demás, luchar por la vida de uno mismo y entrenar en consecuencia…es supervivencia, no violencia.

Y para terminar seria mente: «La Violencia y la agresividad son herramientas de la supervivencia».

José Díaz Jiménez

Jose

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