Que la Eskrima «orihinal» y la defensa personal van íntimamente ligadas no creo que sea asunto de debate. Pero ¿y si hablamos de efectos, por llamarlos de alguna manera, terapéuticos?
Llevo muchos años practicando Eskrima, aunque este efecto que quiero describir podría ser trasladado a otro tipo de artes combativas, y en todos estos años enseñando y practicando (descubriendo, acertando y equivocándome), he podido descubrir que tras los estilos, los métodos y las formas de enseñanza, subyace un hilo conductor que va más allá de la propia autodefensa, pero que no puede ser desligada de ello:
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Sentirnos más completos desde el movimiento.
Terapia
Una terapia, en teoría, es un proceso que se lleva a cabo para alcanzar la esencia de algo.
Y es ahí justo donde anclo mi Eskrima.
Retos y enseñanzas me llevan acompañando todos estos años (más de veinte enseñando).
Me apasiona tener que buscar nuevas y efectivas formas de poder transmitir los «conceptos» de Eskrima y defensa personal a personas que son un@s auténticos guerreros viviendo circunstancias especiales (que a muchos otros supondría un gran obstáculo).
¿Qué mayor terapia (libertadora) posible que la de sabernos capaces, de empoderarnos de nuestra protección?
Arte:
Decía Ernesto Sabato (escritor, novelista, ensayista, físico y artista plástico argentino):
«El arte no es terapia, pero además es terapéutico».
Y entre estos vericuetos anda mi visión del movimiento, en todos sus planos, como herramienta física que nos ayuda a superar unos obstáculos que van más allá de lo meramente circunstancial.
Si hay algo que sana es reconciliarnos con lo que realmente somos:
Un conjunto de planos (físicos, mentales, espirituales…) que buscan sobrevivir en un ambiente hostil y que debemos trascender desde la reacción más visceral y primaria del «enfrentamiento directo» para construir individualmente un mundo mejor en el que poder desarrollarnos.
Centrarnos en el movimiento, como ya he dicho otras veces, es alejarnos de estilos y dogmas.
Esta libertad de caminos, esta ruptura de paradigmas en una misma dirección, es lo que produce la «sanación».
Nuestros límites están más allá de lo que creemos, pero debemos acercarnos lo más posible a ellos, afrontarlos con valentía.
Como ya sabréis muchos de vosotros, salir de la zona de confort es una de las especialidades de nuestra Eskrima.
Lidiar con la frustración, aprender a estar relativamente cómodos en una situación «complicada», levantarnos cuando hemos caído, rectificar «desde y en el movimiento», reconocer que la vida es «simple pero no fácil», gestionar el estrés… son acciones insertadas a fuego en el ADN de la Eskrima.
Movimiento
Planteo el asunto «terapéutico» de la Eskrima observando con atención la disección del movimiento, abarcando por supuesto el lado más lúdico posible, pero también y prestando especial interés a los aspectos más específicos «fisiológicos» que «necesitamos restaurar», para sumarnos a la dirección sanadora previa.
Y aquí está una de las claves fundamentales de este asunto:
Nos sumamos a lo anterior, NO reemplazamos.
Cuando uno no sabe qué hacer, hay algo que se llama «red de profesionales«.
Mi consejo es que cuando tengas un caso que te suponga un reto importante (ya sea a nivel psicológico o fisiológico), preguntes a especialistas, a gente que ya ha tratado el caso, que para ello están.
Asesorarse y preguntar es indicativo de ser una persona inteligente.
Es mejor saber y planificar muy bien la dirección que quieres tomar desde un principio.
Recuerda:
- La capacidad de improvisación debe estar sustentada en dos acciones previas, la madurez y la experiencia.
- El movimiento es justo lo contrario a lo que está estancado. Lo rígido se acerca a lo que ha perecido, lo fluido, el movimiento, se asocia a lo que aun vive.
- Por definición el movimiento te saca de donde antes estabas para llevarte a un nuevo lugar inexplorado.
Si este concepto de movimiento tiene por añadido un objetivo algo más «elevado» como es la autodefensa (proteger tu vida) y por ende la supervivencia (¿qué tipo de movimiento no lo busca?), la estructura sobre la que vamos a trabajar será mucho más sólida.
En Eskrima al trabajar con herramientas (armas), «forzamos al cerebro a desarrollarse de manera mucho más fina creando conexiones antes inexistentes.
Recuerda que no se cura a otro, se ayuda a otro a curarse, él mismo. El que pretende curar a otros es un vanidoso de mucho cuidado. El profesor de Eskrima no debe ser más (ni menos) que un «facilitador de realidades».
Debemos integrar muchas «acciones» en una misma dirección:
- Coordinación.
- Equilibrio.
- Actitud.
- Adaptación.
- Mentalidad ofensiva.
- Gestión de estrés.
- «No pensamiento» (acción/reacción).
- Propiocepción.
- Conciencia.
- Visión periférica.
- Corrección de posicionamiento (diferentes planos).
- Tren superior libre de dogmas.
- Tren inferior libre de estructuras fijas.
- Nuestro Core «fuerte y flexible» al mismo tiempo.
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Como veis es algo a tener muy en cuenta.
A nivel personal, imagino que también os pasa a muchos de vosotros, la Eskrima o la practica combativa, me aparta de las miserias que suelen rondar esta vida (que no para de tratar de frenarnos) con una perspectiva «positiva» y más luchadora.
Mientras practico no pienso en nada más que no sea Eskrima, en nada más que no sea en momento presente y esto es lo más parecido a la «no meditación» (según afirmaba Krishnamurti lo demás es «premeditación) que jamás he podido experimentar.
Enseñar eskrima y autodefensa, aprender (donde uno enseña dos aprenden), moverme con libertad, explorar, desarrollar estrategias, observar, tener una menta activa y alerta… es algo que, puedo afirmar rotundamente, sana mi alma, no sé como será para vosotros, pero para mi esto es pura fightlosofia de vida.
Os comparto unos vídeos con una auténtica guerrera, Carmela es todo un ejemplo de superación.
Estos ejercicios ilustran a la perfección todo lo que he querido expresar en esta entrada. Aprendamos de ella, de su actitud y perseverancia, porque seguro que nos inspira a querer ser mejores, a curarnos de nosotros mismos:
La Eskrima o la practica combativa, me aparta de las miserias que suelen rondar esta vida (que no para de tratar de frenarnos) con una perspectiva «positiva» y más luchadora.
Me quedo con esto José.
Agradecido por esta perspectiva diferente…
Gracias a ti por el comentario, la lucha hace mucho más bien del que muchos imaginan… un abrazo!