Eskrima Orihinal. Carpe Diem.

Eskrima y las letras. Una vez más y como antaño, se unen en este blog.

Walt Whitman es un «must read» en toda regla. Vamos a culturizarnos un poquito.

Que renazca nuestro propio «siglo de oro» de las letras y la Eskrima

En mi mundo de la Eskrima & Fightlosofia más auténtica intervienen y me inspiran muchas corrientes del conocimiento. Las letras, en todas sus formas, las que más.

Walt Whitman

Walt Whitman, es un gigante de las letras. Es la encarnación de la fuerza hecha palabra.

Whitman es, por antonomasia, el poeta del Yo; es también un artista que supo conjugar como pocos filosofía y política.

Sus poemas son obras que llaman a la libertad, lo íntimo, los erótico, lo pasional y lo sereno. Whitman es poeta y humanista de la dualida.

Frases.

Os dejo cuatro frases, que decido poner en inglés (idioma del autor) para no restarles fuerza.

Son enseñanzas condensadas en pocas palabras que vienen a la perfección para con el camino de nuestra Eskrima:

  1. «I am as bad as the worst, but, thank God, I am as good as the best».
  2. «The art of art, the glory of expression and the sunshine of the light of letters, is simplicity».
  3. «Simplicity is the glory of expression».
  4. «Keep your face always toward the sunshine – and shadows will fall behind you».

Walt Whitman

Comparto ahora tres de  sus creaciones, de una fuerza brutal:

«Carpe Diem»

«No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber alimentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo
extraordinario.
No dejes de creer que las palabras
y las poesías, sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos enseña,
nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tú puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque sólo en sueños puede ser libre el Hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes, huye…
Emito mis alaridos por los tejados
de este mundo,dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
No traiciones tus creencias.
porque no podemos remar en contra de nosotros mismos:
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron,
de nuestros «Poetas Muertos»,
te ayudan a caminar por la vida.
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los «Poetas Vivos».
No permitas que la vida te pase a ti
sin que la vivas …»

Walt Whitman

«Con estrépitos de músicas vengo»

«Con estrépitos de músicas vengo,
con cornetas y tambores.
Mis marchas no suenan solo para los victoriosos,
sino para los derrotados y los muertos también.
Todos dicen: es glorioso ganar una batalla.
Pues yo digo que es tan glorioso perderla.
¡Las batallas se pierden con el mismo espíritu que se ganan!
¡Hurra por los muertos!
Dejadme soplar en las trompas, recio y alegre, por ellos.
¡Hurra por los que cayeron,
por los barcos que se hundieron el la mar,
y por los que perecieron ahogados!
¡Hurra por los generales que perdieron el combate y por todos los héroes
vencidos!
Los infinitos héroes desconocidos valen tanto como los héroes mas
grandes de la Historia».

Walt Whitman

«Canto de mí mismo XLVI»

“Lo mejor del tiempo y del espacio es mío,
del tiempo y del espacio que nunca se han medido,
del tiempo y del espacio que nadie medirá.
Marcho por un camino perpetuo. (Escuchadme todos).
Mis señas son un capote de lluvia,
zapatos recios y un báculo que he cortado en el bosque.
Ningún amigo mío se sentará en mi silla.
Yo no tengo silla, ni iglesia, ni filosofía;
yo no conduzco a los hombres
ni al casino
ni a la biblioteca
ni a la Bolsa…
Los llevo hacia aquellas cumbres altas.
Mi mano izquierda te tomará por la cintura,
con la derecha te mostraré paisajes del continente y del camino abierto.
Nadie, ni yo, ni nadie, puede andar este camino por ti,
tú mismo has de recorrerlo.
No está lejos, está a tu alcance.
Tal vez estás en él sin saberlo, desde que naciste,
acaso lo encuentres de improviso en la tierra o en el mar.
Echate el hato al hombro,
yo cargaré con el mío… Vámonos.
Ciudades magníficas y naciones libres hallaremos en nuestra ruta.
Si te cansas, dame tu carga y apóyate en mi hombro.
Más tarde harás tú lo mismo por mí…
Porque una vez que partamos, ya no podremos detenernos.
Hoy, antes del alba, subí a la colina, miré los cielos apretados de luminarias
y le dije a mi espíritu: Cuando conozcamos todos estos mundos y el placer y la sabiduría de todas las cosas
que contienen, ¿estaremos ya tranquilos y satisfechos?
Y mi espíritu dijo:
No, ganaremos esas alturas sólo para continuar adelante.
Tú también me haces preguntas y yo te escucho.
Y te digo que no tengo respuesta,
que la respuesta has de encontrarla tú solo.
Siéntate un momento, hijo mío.
Aquí tienes pan, come,
y leche, bebe.
Pero después que hayas dormido y renovado tus vestidos, te besaré, te diré adiós y te abriré la puerta para que salgas de nuevo.
Largo tiempo has soñado sueños despreciables.
Ven, que te limpie los ojos…
y acostúmbrate ya al resplando de la luz.
Largo tiempo has chapoteado a la orilla, agarrado a un madero.
Ahora tienes que ser un nadador intrépido.
Aventúrate en alta mar, flota,
mírame confiado y arremete contra la rola».

José Díaz Jiménez

Jose

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