Es lamentable tener que medir las palabras en esta «nueva sociedad del buenismo institucional» cuando de un asunto tan importante se trata, la legítima defensa.
Mentalidad Eskrimológica
Eskrima enseña a tener la mente abierta, ésta sólo funciona como los paracaídas, cuando está abierta. Funcionemos pues como tal:
Bajo este precepto, y teniendo en cuenta la laxitud de ciertas leyes, la proporcionalidad deja de tener sentido cuando lo que peligra es la vida de uno, peor aun, cuamdo lo que peligra es la integridad de alguien de tu familia.
Dejarse matar va en contra de todo lo que tiene que ver con el instinto de supervivencia. Es indiscutible.
Por tanto, dejarse matar va en contra de todo lo que significa Eskrima.
Que vivimos en una sociedad miope no es ninguna sorpresa.
Últimamente se están viendo ciertos casos que se escapan a la lógica. Ancianos encarcelados por defender su vida, perros sacrificados por defender a sus amos…
No quiero vivir en una sociedad en la que uno tenga que tomarse la ley por su cuenta. No vivimos en ese tiempo.
Tampoco quiero vivir en una sociedad en la que prima la obligación de «tener que dejarse hacer« para no sufrir las consecuencias sociales aplicables a un desamparo legislativo.
Los límites son tan frágiles que no estoy dispuesto a consentir que se crucen líneas rojas en las te juegues la vida por ser institucionalmente correcto.
Me niego en rotundo y aún no pareciendo tener derecho a la defensa propia (convivo con ello cada noche), dejarse matar para cumplir no entra dentro de mis planes, disculpen ustedes.
Sin añadir nada más
Me declaro 100% Revertiano. No pasa nada. Pueden no estar de acuerdo conmigo, leo todo lo que sea de él, es quizás un tanto «politacamente incorrecto», me importa bien poco. Menos cuando hablamos de este tipo de asuntos de la legítima defensa.
Comparto pues un artículo de Arturo Pérez-Reverte (pinchad en la imagen) al que no le falta ni una coma.
De aquí en adelante muy lógicamente, y cuando piense en este tipo de situaciones, haré mención a este valiosísimo artículo del Maestro Arturo Pérez-Reverte.
En mi humilde opinión es inmejorable.