Decía el gran filósofo griego Heráclito de Efeso aquella conocida sentencia de
«Nadie se baña en el mismo río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña.»
Sobre el cambio
Acercándome a este tipo de pensamiento «fightlosofico» con el que puede ser definida la Eskrima, quiero contar una anécdota de entrenamiento.
En mis clases me centro básicamente en el desarrollo de ciertos atributos que el trabajo con arma afila al máximo.
El cambio constante de parámetros en todas las direcciones es precisamente un tipo de obsesión que me lleva persiguiendo desde siempre.
Definir Eskrima esencialmente como un arte de cambio y de transformación puede despistar y/o confundir al personal.
La expresión personal que se deriva de esta afirmación debe venir dada por la presencia de un planteamiento combativo. De cualquier otra forma nos convertimos inexorablemente en meros replicantes.
Cambio y expresión
El recientemente desaparecido Stephen Hawking solía decir una frase que me viene genial para esta entrada:
La inteligencia es la habilidad de adaptación al cambio.
De lo que podemos deducir que muy poca gente entrena hoy en día con inteligencia un arte tan simple como la Eskrima.
Anécdotas:
Hace nada en clase estábamos trabajando un tipo de ejercicio en el que hay implicado mucho factores a nivel neuronal.
Trabajar desplazamientos a la vez que movemos el arma, cambiamos de distancia y de movimiento requiere de una focalización adecuada y de una adaptación continua. Ésto exige mucho al estudiante.
Me gusta experimentar, considero que esto es una de las claves desde la que se logra el cambio.
Hay parámetros tan simples de cambio como:
- «A una señal hacer el mismo ejercicio con otro compañero». Aquí, de forma instintiva y muy simple empezamos a notar diferencias y adaptaciones. El «nuevo compañero» es más lento/rápido, ágil/torpe, alto/bajo, más/menos conocimientos, más/menos colaborativo…
- Otro parámetro de cambio, y este sí que produce confusión, es buscar diferentes direcciones y ángulos de ejecución del mismo ejercicio. Es decir, si lo hice mirando al sur, ahora me cambio y miro al norte (por ejemplo). Cambio de sitio en el tatami, donde menos cómodo me encuentre. Si antes estaba en paralelo a la pared, ahora cambio el ángulo.
Solemos buscar una comodidad inexistente en una realidad que no entiende de favores. Hay que romper cualquier tipo de «costumbre» que pueda ser susceptible a enquistarse y materializarse en hábitos poco saludables.
Realidades paralelas
Nuestra mente suele engañarnos, crea realidades paralelas y entra en bucles en los que le es fácil recordar y replicar un ejercicio.
En el momento que cambias la posición, la dirección, y el inicio del ejercicio, a pesar de que aparentemente todo es igual, el caos y la necesidad de adaptación hacen acto de presencia.
Es justo en esta intersección de cambio donde de veras estamos afilando nuestras armas.
Si hay algo que caracteriza un enfrentamiento real, es el cambio de orden, dirección y ángulo de nuestras acciones. Regreso una vez más a Heráclito:
No hay nada permanente, excepto el cambio.
Para terminar comparto un vídeo del Maestro Alan Watts, sobre aceptar el cambio: