En ESKRIMA hay ciertas actitudes que son las insignias de un movimiento combativo que forma parte de nuestro ADN.
En mi camino dentro de la Eskrima he encontrado algunos Maestros dignos de respeto. Grandes ejemplos no solo de Eskrimistas sino de personas honradas, lo que me gusta llamar «hombres buenos» (referencia a Pérez-Reverte).
Para mí son especiales porque comparten más de una de las características que enumero a continuación:
1. Proactivo.
Un buen Eskrimador no es reactivo, es proactivo.
Si un golpe entra, se encaja. Si todo se tuerce, lo enderezamos. Si perdemos el control, nos focalizamos en no perder la posición (compostura), en definitiva; gestionamos el caos inherente a la batalla y seguimos caminando.
En Eskrima, en la realidad, o te sobrepones a la adversidad o no lo cuentas, así de claro.
2. Humildad.
Si son los Maestros los que han realizado un buen movimiento, o superan por mucho a su adversario, no alardean de nada.
Me he encontrado en situaciones (durante los entrenamientos) en las que algunos de ellos se ríen, pero en realidad lo hacen compartiendo y «aliviando» el momento.
Decía el escritor Stephen Covey sobre la proactividad:
«La proactividad nos da la libertad para poder escoger nuestra respuesta a los estímulos del medio ambiente. Nos faculta para responder (responsabilidad) de acuerdo con nuestros principios y valores. En esencia, es lo que nos hace humanos y nos permite afirmar que somos los arquitectos de nuestro propio destino. «
3. Respeto.
Se respetan a ellos y al rival, porque incluso en las peores de las batallas hay códigos que no se pueden profanar.
No venderse, no prostituir el Arte, ser fieles a su legado… es digno de admirar en estos tiempos que corren.
Para mí es fundamental el concepto olvidado de «elegancia y respeto» tanto en la victoria cómo en la derrota.
Decía Rousseau:
«Es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas.”
Despareciendo.
Por desgracia cada vez quedan menos personas, quedan menos maestros así.
Tengo una visión anticuada de la vida. Quizás por avatares y personas conocidas, entiendo el mundo bajo unas normas en desuso que hoy día pueden parecer añejas y sin sentido. Comulgo con ello, no me asustan las etiquetas.
Con el paso de los años la «radicalización» resulta ser una bendición.
La educación es fundamental.
Como suelo decir en mi trabajo: «la educación abre puertas y lo contrario te las cierra en la cara».
El legado.
Hablo y recuerdo a Maestros que son «olvidados» (o no lo suficientemente valorados) por la farándula de lo comercial.
No todos los buenos Maestros son conocidos y/o viceversa.
El legado que dejan, rescatados por algunos pocos que parecen caminar contracorriente.
Mis respetos incondicionales a todos aquellos que luchan porque no se olvide la «verdadera destreza de la Eskrima».
Convertirme en uno de ellos sería motivo de orgullo.
Hay una frase que viene al caso y que me repito muy a menudo:
«Just because i walk alone, doesn´t mean i´m lost» / «Solo porque camine en solitario, no significa que esté perdido.»
«Solo porque camine en solitario, no significa que esté perdido.»
Yo añado (con permiso), nunca caminamos realmente solos 😉.
Me ha encantado el escrito.
Gracias José!!!
Totalmente de acuerdo… nunca estamos totalmente solos…
Gracias a ti, abrazako, como siempre !