Eskrima retirada.

En Eskrima los desplazamientos son una estrategia insustituible. Hoy voy a hablar de la «retirada» (pasos hacia atrás).

Eskrima «retirada». 

Eskrima y desplazamientos, insisto en su importancia porque es la base para el resto de nuestro arsenal técnico.

La «retirada» es una de las fases más delicadas de nuestro trabajo específico.

El ser humano está «diseñado para caminar hacia adelante« con mucha más eficiencia que caminar hacia atrás. Si no me creéis, intentad correr a la misma velocidad de frente y de espalda.

Al tratarse de algo ligeramente más complicado para nuestro cuerpo, debemos trabajar conscientemente esta estrategia ya que hablando de armas y combate, ir hacia atrás (con eficiencia) va a ser muy común.

Tendencia. 

O no nos movemos, o nos movemos hacia adelante.

Todo el mundo habla de la importancia de ser ofensivos (yo mismo insisto mucho en mi blog a éste respecto).

«Ir hacia adelante» es algo que muchos instructores repiten sin parar. Estoy de acuerdo con la idea de ser ofensivos al 100%, pero considero que puedes batirte en retirada por necesidad (circunstancial) y aún así seguir siendo muy ofensivo.

Esta es la mentalidad que me gusta promover. Ir hacia atrás a la vez que atacas; «Defensa Ofensiva«.

Hay una historia de los Tercios que quiero compartir con vosotros, la versiono un poco por motivos de espacio.

La original, más extensa, está en un libro que me parece especialmente bueno: «Hierro y Plomo» Cuentos de los Tercios de Antonio Villegas González, ilustrado con láminas del Maestro Augusto Ferrer-Dalmau.


Los Tercios y «La retirada».

Hablamos de Rávena, Italia 1512.

Los tercios se ven asediados, la mala fortuna, un mal general y la cobardía de los Venecianos hacen que los españoles se encuentren en una de las situaciones más desventajosas que recuerdan hasta el momento. Tienen que plantearse desandar el camino recorrido y eso les duele en el alma.

Los gabachos se vienen arriba y se reorganizan, van a atacar con la caballería para eliminar a tan molesto enemigo. Cargan con todo y los tercios se aprietan, se arrojan cual lobos hambrientos atacando a caballos, jinetes y todo lo que se venga encima. 

En la escaramuza cae Gastón de Foix, hermano de la Reina de Aragón, lo despachan con saña a pesar de sus gritos cobardes suplicando salvación, ¡con Dios! le gritan al quitarle la vida. 

El camino que van dejando atrás los franceses está sembrado de muerte. Los estandartes humillados, echos jirones los corazones y muchos de sus capitanes desparramados cual filetes ensangrentados.

Ellos, los Tercios vendiendo cara su piel, también han dejado atrás a grandes hombre, guerreros que miran a los ojos a la muerte y aun sabiéndose en su final matan sin piedad. 

Van paso lento y para vergüenza de los aliados que los dejaron abandonados, los tercios, sin agachar la cabeza, van hacia atrás al ritmo de tambor. Sonido de muerte y clamor de retirada victoriosa. Llegan a su línea de partida y se reorganizan. Allí se encuentran con sus huidos aliados. No los miran a los ojos, envidian el valor, y se avergüenzan de su poca hombría. 

Tras la batalla el recuento de los franceses los deja helados. Lloran a su general, lo han encontrado cosido a puñaladas. El poderío de su ejército se ha visto drásticamente reducido. No pueden creer lo que acaba de pasar.

Un Veneciano se acerca con los ojos brillando, admirado y pregunta en voz alta:

  • ¿Por qué no corrísteis vosotros?
  • Entonces alguien gritó:
  • ¿Correr..?¡Pardiez, estábamos demasiado cansados..! 


Ilustrando.

Ir hacia atrás no tiene porqué significar perder la batalla. En ocasiones, y si no queda otro remedio, debemos crear ese espacio en el que poder desarrollar nuestra estrategia combativa.

Me gusta hacer «trabajos específicos» marchando hacia atrás porque debemos acostumbrar a nuestro cuerpo (a su mecánica) y al cerebro a esta acción en apariencia «extraña» pero necesaria.

Más ejercicios desarrollemos en los que la solución venga determinada por crear espacio «caminando hacia atrás», más cómodo resultará este tipo de acciones cuando vengan impuesta por la necesidad del combate.

A modo de ejemplo; suelo recordar a mis estudiantes la capacidad de KO que tenía Mike Tyson «mientras se retiraba».

Coordinar nuestros pasos y los golpes que correspondan cuando «vamos de espaldas» es básico.

Ante una agresión armada debemos tener claro que mantener la distancia es primordial, esto, como ya hemos hablado en otras ocasiones, va a venir determinado por nuestros desplazamientos.

Hay diversas formas de marchar hacia atrás. Todo depende del momento y de nuestra capacidad de reacción y conveniencia de ofensa:
  1. Paso con paso (muevo primero el pie de atrás).
  2. Cargo peso sobre pierna atrasada.
  3. Muevo sólo pierna atrasada.
  4. Barajando el paso (muevo primero pie adelantado acercándolo al atrasado).
  5. Caminando (alternando pies).
  6. Pasos laterales estables (San Miguel, Retirada Ilustrisimo…)

En definitiva, lo que tienen que manejar todos a la perfección es el «aterrizaje en una buena posición». 

Alguno ejemplos de cuando me puedo plantear desandar «el camino recorrido».
  1. Si el ataque te pilla por sorpresa.
  2. Si el tipo cierra la distancia con mucha velocidad.
  3. Si su arma cubre mucha distancia.
  4. Si falla el ataque / defensa y debo recuperar mi posición.
  5. Si es mucho más agresivo y ya he sufrido algún daño.

Sin llegar al extremo.

Si me marcho hacia atrás debo tener presente que no debe ser «todo el rato». Recuerdo aquí (de nuevo) el concepto de crear espacio, como punto de mira en la que la ofensa es nuestra principal estrategia.

Dar algún paso hacia atrás, recuperar la posición, reorganizarnos y volver a recuperar espacio. Hay que tener muy claro que una actitud «constantemente defensiva» es claramente débil en su concepción.

Footwork, ejercicio.

En Eskrima los desplazamientos deben ir siempre coordinados y supeditados al desplazamiento adecuado.
Si vamos hacia atrás, una buena posición y/o una buena base resulta fundamental para que el ataque llegue a su destino.

Una de las mejores propuestas es un tipo de trabajo de reacción.

Hay mil variables pero os hago una propuesta:

Frente al compañero, ambos armados con armas de impacto, a la señal (del profesor) uno ataca a un ángulo previamente pactado, si usamos protecciones (lo cual yo personalmente prefiero), el ataque puede ser libre.
Una vez estoy retrocediendo (asumo la posición «defensiva»), pretendiendo «chequear o desviar» los ataques de mi contrario. Debo estar atento a la señal del profesor. Una vez escuche la señal (reacción auditiva) y desde el movimiento, cambiamos la dirección de nuestro desplazamiento y pasamos de ir «hacia atrás», a atacar a nuestro compañero. Cambiamos así los papeles, y yo ahora voy atacando y caminando hacia adelante.
De esta forma debo ir desplazándome hacia atrás con la idea de mantener siempre una buena posición para poder atacar cambiando de dirección, reconquistando así el terreno que antes perdí.

La frase del día:

Os dejo con una frase de estas que me remueven por dentro. Habla de lucha y de retirada.

«Luchaba siempre, y había luchado siempre, no para mostrar a los demás de lo que era capaz, sino para ocultarles de qué no era capaz. Una vida cuyos avances eran enérgicas retiradas y cuyas victorias eran derrotas encubiertas“

Bernhard Schlink


Jose Díaz Jiménez

Jose

Expect the unexpected...

2 comentarios

  1. Sin duda una táctica tan inusual, mal entendida y peligrosa como «la retirada», merecía un artículo así de bueno.

    Gracias José 🙂

    • Gracias Oscar, debemos tener en cuenta que la lucha está llena de ideas «románticas» en las que parece que si no ganas terreno siempre casi estás a las puerta del fracaso. Bueno, la vida nos enseña que a veces es necesario dar algún paso que otro hacia atrás…

      Un abrazo y gracias siempre a ti por tus comentarios.

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