Tanto en Eskrima, como en el resto de artes marciales, hay un movimiento, cierto tipo de responsabilidad con respecto a la ejemplaridad de lo que supone ser alguien que practica este tipo de disciplinas.
Eskrima y ejemplaridad.
Suelo pasar de puntillas por los foros y páginas en redes sociales de Eskrimadores «profesionales». A pesar de mi actividad en este blog, me voy alejando, cada vez más, de toda la farándula enquistada en la discusión y en la verborrea (diarrea) que no lleva ni demuestra absolutamente nada.
Hay tanto experto que me siento totalmente fuera de lugar.
Me pregunto; «¿Qué diablos le pasa a la gente?¿la comunidad de eskrimadores, de luchadores y/o artistas marciales no se da cuenta de que el carácter y la conducta adecuada fuera del grupo, de la academia… son características importantes para poder considerarse «un hombre bueno»?
- ¿Qué es ser un buen Eskrimista más allá de ser una persona que ha alcanzado un «cierto nivel» en el trabajo con armas?
- ¿Es ser tan solo un profesor, maestro o gran maestro?
- ¿Es ser un mentor?
- ¿Es ser una mala caricatura de lo que significa ser un «hombre (o mujer) de armas?
- ¿Es ser un asesino que infunde miedo a lo practicantes con menos experiencia?
- ¿…?
Googleando Eskrima.
Si hacemos una búsqueda general en Google con la pregunta ¿qué es ser un Eskrimador? como resultado tendremos una confusa y difusa idea que incluye variables algo así como «un tipo duro», informado sobre armas (apasionado coleccionista de baratijas), capaz de matar de mil formas diferentes con cualquier objeto, y le encanta ponerse vestimentas militares.
Muy técnico en lo suyo (rozando lo artísticamente absurdo), dedicado al entrenamiento en cuerpo y alma, maestro de conceptos avanzados y peligrosos.
La idea que trasluce de todo esto es que un Eskrimador debe poder demostrar conocimientos conceptuales, mostrando técnicas (muy espectaculares) incluyendo en la ecuación poner cara de «peleantes» y «postureos» imposibles.
En definitiva, todo un despropósito.
Cuenta la leyenda que antaño había ciertos criterios, ciertas líneas que había que cumplir (y otras que no debían ser cruzadas) para ser considerado Eskrimador. Y no es que fuesen cosas escritas, es que se suponían, se admitían y se promulgaban.
Ya fuese recibir el honor de parte de grandes maestros (ya desaparecidos la mayoría) de entrar en un grupo, ya fuese ganarse el apelativo de Eskrimador luchando por tu grupo, tu honor o tus ideales en un «Juego Todo» (duelos más o menos peligrosos)…
- El honor, el respeto, la responsabilidad de ser un combatiente, etc., eran requisitos indispensables en aquella época .
- Rara vez en la Eskrima contemporánea actual, por llamarla de la manera menos despectiva posible, estos tipos de rasgos de carácter todavía persisten.
Hagamos un repaso simple de algunos de los rasgos que vendría bien destacar de lo que sería interesante se reflejara en un Eskrimador.
Eskrima ideales:
-RESPETO:
Estoy hablando de el debido respeto hacia las tradiciones de los demás, hacia las personas en general, pero también respeto por uno mismo.
Es decir, un Eskrimador debería ser ejemplar a la hora de mostrar respeto por los demás y por sí mismo.
Un eskrimador es un testigo de cómo personas de todos los ámbitos de la vida se acercan a la práctica de un arte que para nada es fácil de dominar.
Si somos observadores, seremos testigos privilegiados de nuestra propia mutación, también de resto de personas que nos rodean.
No deja de impresionarme ver como algunas personas se transforman de un individuo «aparentemente débil» a un instrumento combativo con armas bastante afinado (eficiente).
Se vuelven más confiados y respetuosos, comienzan a tener otra perspectiva de la vida.
Entiendo que todas las personas vienen de diferentes sitios, tienen experiencias muy diferentes, un background personal específico (en las artes marciales, pero también en la vida) y pueden enriquecer el grupo, pueden ayudar a desarrollar al resto de integrantes, si todos nos respetamos.
Todos tenemos algo que ofrecer, todos debemos aprender de todos.
Un eskrimador con la suficiente experiencia entiende que respetar a todos (mientras las circunstancias lo requieran) es importante. A través de tener lo ojos BIEN abiertos a la vida, llegas a CALIBRAR que en cualquier momento puedes encontrarte delante de la persona menos adecuada (lobo escondido tras la piel de una oveja), saber cómo actuar es importante para prevenir, partiendo del respeto, entramos en esa zona de seguridad y vigilancia necesaria para la supervivencia.
Esta historia podríamos extrapolarla al mundo virtual. Hay algunos amigos que me escriben alterados al respecto de lo que se dice en algunos foros y demás. La actitud más inteligente es directamente no entrar, no ver, porque al final poco se va a solucionar. A mi me ha costado aprender esto.
Respetemos para ser respetados. Si ves que puedes entrar al trapo del absurdo (a todos nos pasa alguna vez), mi consejo es que directamente no mires lo que no tiene importancia.
Esto de saber cuando NO MIRAR (o donde o a quien no mirar dependiendo de qué manera), es de vital importancia, incluso puede salvarte de muchos problemas en la vida real.
– CORTESÍA:
Se refiere a la cortesía en la actitud y el comportamiento de uno hacia los demás.
La cortesía es imprescindible, da igual con quien sea y dónde la muestres, ser cortés es el primer paso, luego vienen las reacciones.
Esta característica debes saber que es un síntoma claro de educación.
Cortesía no es pleitesía, no nos confundamos, no son formalismos rancios, dice la RAE sobre la cortesía:
- «Demostración, acto o cosa con que se manifiesta amabilidad»
Ser cortés es una muestra clara de «confianza madura» que debería ser característica de un ambiente eskrimador.
Esta actitud, de forma generalizada, en un grupo, crea un aura positiva infecciosa, que es beneficiosa para al ambiente de práctica.
Ser cortés, acostumbrarnos a ello durante nuestra sesión de Eskrima (armas mediante), hará que descubras que esta actitud puede llevarse a cabo en todos los aspectos de tu vida.
Todos hemos conocido a esos tipos imbéciles que se creen en el derecho de patearle el culo a cualquiera y así demostrar que son unos «small dicks».
Si somos lo suficientemente inteligentes, no creo que aspiremos a ser ESE TIPO, y mucho menos querremos estar cerca de ellos, a menos que también seamos unos idiotas (por otro lado en estos tiempos que corren, nada me sorprende ya).
– INTEGRIDAD:
Tal y como entiendo que debería ser un Eskrimador, ser capaces de ver lo peligroso de la cuestión en sí, tener un cierto tipo de conciencia que se aparta de la miopía generalizada… deberíamos tener las suficientes herramientas como ser capaz de dar buen ejemplo a todos.
El ambiente del grupo va a estar influenciado directamente por nuestras acciones, esto se va a deber a la naturaleza de una estructura implícita en la práctica de Eskrima.
- La «reverencia natural», la forma de comportarnos, el respeto que tenemos por una persona que es mejor que nosotros, que es mayor nosotros, que es más inteligente que nosotros, que acaba de llegar… es algo que considero explícitamente importante y debemos tomarlo en serio.
Integridad es tener cierto tipo de férrea moral. Puede ayudarnos a sobrellevar todo tipo de circunstancias sociales (como la «plandemia» que vivimos actualmente) vigilando la idea de NO dañar a otros innecesariamente.
Este concepto no solo mejorará nuestra la calidad vida (actitud mental de calma), sino que también motivará a quienes nos rodean a alcanzar estándares más altos.
– AUTOCONTROL:
La capacidad de gestionar nuestras acciones y emociones es algo que creo que practicamos cada vez que hacemos una sesión medianamente intensa de «sparring» en Eskrima.
El autocontrol es uno de los rasgos que probablemente más se desarrolla a través de nuestro entrenamiento, a la misma vez parece que es el más fácil de olvidar (una vez que terminamos nuestra sesión de práctica en Eskrima).
Personalmente soy de los que a veces suelen olvidarse de vigilar este tipo de actitudes. Sales de tu práctica diciendote: «Hoy me he mantenido en calma mientras hacía sparring!». Luego entro en el coche y a las primeras de cambio ya tengo ganas de exterminar literalmente a todo conductor que se me cruza en el camino…».
Todos somos humanos y no somos perfectos (algunos menos que otros).
El autocontrol es otro de los grandes rasgos que podemos trasladar del entrenamiento a nuestra vida personal.
A medida que han ido pasando todos estos años de batallas y experiencias, empecé a darme cuenta de esta traslación me convertía en una mejor persona. Esto es mi «fightlosofia».
Ser un ejemplo de autocontrol significa ser una influencia positiva en las personas que nos rodean, en mi caso una de esas personas más importante es mi hijo, no siempre lo logro, evidentemente, pero siempre tengo en la mente la idea de que es mejor dar un buen ejemplo en vez de un buen consejo.
– HUMILDAD:
Un buen Eskrimista debería ser humilde. A lo largo de nuestro viaje, sin duda, habremos sido golpeados miles de veces, literalmente. Sin embargo, la tentación del EGO hace que algunos de nosotros nos concentremos en cuántos miles de golpes le hemos dado a otros.
Este ego puede hacer que no tengamos lo suficientemente presente que en algún lugar del mundo hay alguien que es mejor que nosotros (esto es así de radicalmente molesto).
El ego es tan fuerte que nos engaña haciéndonos pensar que somos superiores al resto (da igual en qué medida).
Este error, este hacerle tanto caso a nuestro ego, a no mirar más allá de nuestras propias narices, es lo que crea gran parte de la disección y división en nuestro mundo (marcial/eskrimológico) de hoy.
Las consecuencias están siendo realmente desastrosas para la Eskrima.
Un Eskrimador, basándose en su propia experiencia, en las curas de humildad a la que someten las armas, debería estar más allá de ese tipo de ego rancio y «maRchito».
Creo que llegados a este punto, es nuestra responsabilidad recordarnos a nosotros mismos y de paso a los demás, que todos somos humanos, diferentes, pero totalmente parecidos.
- Si bien podemos estar separados por clases sociales (inventadas por nosotros mismos), dinero (idea absurda de tanto tienes, tanto vales), país de origen o cualquier otra de las numerosas cosas por las que la gente califica su valor, todos nosotros, a estas alturas de la película, deberíamos tener bien claro que nadie es mejor que nosotros y, a la misma vez; que nosotros no somos mejor que nadie.
Si te detienes un momento a analizar el asunto, los motivos que hacen que la gente se acerque a Eskrima pueden ser radicalmente diferentes. Ninguno de ellos importa en realidad. Lo que importa es recordar que, independientemente de cuánto ganemos, dónde vivamos, qué tipo de coche conducimos, cuántas propiedades tienes, una vez que estás en clase, peleando con un arma, gestionando el dolor, el estrés, batallando por mejorarte a ti mismo, te das cuenta de que todos somos bastante iguales (iguales de frágiles ante la adversidad).
Un chico de 16 años sin nada a su nombre, sin propiedades, con un trabajo de mala muerte para pagarse sus estudios y casi sin experiencia en las artes marciales, puede «vencer» al director ejecutivo de 30 años de una empresa de éxito, que lleva años practicando, así es la vida, es lo que tienen las armas.
No importa lo que tengamos, importa quiénes somos. Una de las cosas hermosas de Eskrima es que tarde o temprano te pone en tu sitio.
Be Humble Or Get Humbled (Jocko Willink).
Es lo que tienen las armas, un despiste, relajarse más de la cuenta, creer que cubres diferentes estrategias y llega un novato, un inexperto y te atiza un varazo en la mano. Y abres los ojos, despiertas… o no tienes remedio chaval.
La humildad nos mantiene lo suficientemente centrados para ver qué es lo realmente importante. No se trata de lo invencible que quiera parecer, de a cuántas personas hemos ganado hoy en clase, sino más bien se trata de no dejar de preguntarse dos simples cuestiones:
- ¿Cómo trato a los demás?
- ¿Qué valor le aportas al mundo?
Quizás así te conviertas en un ser humano útil a la sociedad (y un eskrimador decente para el arte).
En fin, espero haberte hecho meditar un poco al respecto. Meditar sobre lo que crees de ti mismo, de tu posición dentro de tu arte, de tu pasión. Da igual que sea Eskrima, Boxeo, Thai, BJJ ó MMA ¿qué sé yo? Después de todo, os aseguro no soy mejor que nadie y nadie es mejor que yo. Hay por ahí una leyenda que se ajusta fantásticamente a este punto:
-
Alguien preguntó al Maestro por su nivel dentro de las artes marciales; él contestó: «Soy peor de lo que yo mismo quisiera, pero infinitamente mejor de lo que piensas tú ahora mismo.»
Yo personalmente sigo mejorando, equivocándome y aprendiendo. Pretendo ser un ejemplo para mi niño, esa es la misión más grande.
Buah…
Hay tantos guiños en este artículo (alguno pasará desapercibido), que me ha sido imposible no leerlo tres veces seguidas.
Un artículo honesto y a quemarropa, como cuando vomitas en serio, tan enserio que parece que vas a morir asomado a la taza del váter.
Pese (a quien pese) al pesimismo «revertiano» que siempre destilas José, cuando hablas del panorama de la Eskrima, ha quedado bordado.
Como borda un buen sanitario un corte.
Y hablando de cortes, o más bien de tajos, así resumiría este escrito…como un machetazo en el momento justo.
GRACIAS!!!
Son temas incómodos, que no suelen tratarse por aquello de, «a ver si nadie habla de ello y parece que no exista».
Ojalá un día pueda cambiar el tono, pero creo que en estos casos ayuda mucho más el tono «revertiano» (honrado de que digas eso), que el tono Paulo Coelho (más pro fantasmas)!!
GRACIAS !!!