Es cierto que a veces abuso del lenguaje crítico, no conozco otra forma de denunciar el absurdo que se va apoderando poco a poco de este mundo, de esta cultura marcial que pretendo defender.
Las modas vienen y van. Que en esto de la lucha nos dejemos llevar por ellas me parece del todo absurdo.
Bajo mi punto de vista no hay moda en lo que respecta a sobrevivir, no hay medias tintas, no hay postureo ni estética.
Para situarnos y que quede claro algún que otro término, sí estudiamos qué significa «combatives», nos damos cuenta de que se trata de un concepto que denota un trabajo de distancia corta y en el que la presencia de un origen predominantemente militar incide directamente en su importancia y funcionalidad.
Estar de moda
Ahora la moda es poner el apellido «combatives» (combativo) a cualquier historia y quedar a la espera de esbirros dispuestos a ser engañados.
Justos por pecadores. Como siempre. Gente muy seria lleva tiempo subrayando sus estilos de «combativos» con toda la razón del mundo. Los legitima su forma de trabajar, de mirar al comabate y entender el arte.
No es de extrañar que estas formas de trabajo tengan su cota de éxito, es lógico.
Qué pasa, que los «mercenarios de lo marcial» están al acecho para reinventar nuevas formas de vender sus hediondos productos. Si ven una mínima posibilidad de infectar el mundo una vez más no perderán tiempo y se pondrán manos a la obra.
No les importa invertir recursos, la mercadotecnia la tienen bien asimilada, ponen «combatives» a su sistema y a «vender como churros.»
Realidad
Me hace poca gracia ver el absurdo al que llega el asunto. Caminar en sentido apuesto a la funcionalidad es una moda un tanto peligrosa. Que puede costar vidas.
Hoy día, con la información a la que podemos acceder (desde la madurez), el que se deja engañar es porque quiere, y/o no da más de sí.
Siguen vendiendo «realidad desde sus butacas de salón»·. No creo que nadie que de veras tenga experiencia real en la calle (o en combate) sea capaz de vender o comprar tanta sandez junta. Eso quiero pensar.
Seamos claros una vez más. La base, el sustento de un sistema de lucha que sea honesto de principio a fin está fundamentado en la lucha. Para llegar a ella hay muchos caminos, muchos sistema, muchas estrategias, pero tan sólo una dirección:
Un sistema o método en el que el caos esté presente junto a diferentes formas de poder gestionarlo.
Que quede claro, la lucha puede ser muchas cosas, tener diferentes aspectos. Tener tendencias y ser exótico o práctico, estoy de acuerdo. Todo va a depender de nuestros procesos, inquietudes y programaciones.
Sin sentido
«Many ways one direction» (muchos caminos una sola dirección).
Esta es la base sobre la que construyo, mi experiencia. Todo lo que no funcione en una situación de cierta libertad (indeterminado) sobre un adversario que no colabora, todo lo que no tenga que ver con una puesta en escena de «práctica real», con sus variables, carece de todo sentido.
¿Cómo puedes vender realismo sin experiencia real? Cuando la noche llega y uno sale con la promesa de volver sano y salvo a casa, todo lo que ocurre a tu alrededor se convierte en una experiencia que suma orden al caos.
Me gusta decir que las «experiencias malditas» son las que forjan el entendimiento de la batalla.
Tal y como yo veo el asunto, un «soldado» que haya ido a la guerra, que haya estado frente al enemigo y no tenga un cicatriz (física o mental), posiblemente pertenezca al grupo de «soldados cobardes que valen para dos guerras«. ¿Ver la guerra desde la trinchera, con la cabeza entre las pierna es realmente estar en la guerra? Posiblemente, pero su experiencia poco tendrá que ver con el que se expone y devuelve el fuego enemigo.
La realidad es un proceso de desprendimiento estético. Realidad es la capacidad de tomar decisiones es décimas de segundo. Realidad es equivocarnos y a pesar de ello poder fluir en «contra» de lo adverso.
Vendas que no dejan ver
Si tu venda de «combatives» no te deja ver más allá, si crees que sabes de realidad cuando nunca la has tenido frente a ti, sangrando a tu lado, escupiéndote a la cara, poco remedio tienes a la hora (el segundo) de la verdad.
Incluso la situación más cómica posible, el absurdo más grande de un enfrentamiento entre gente que parecen no querer pegarse, se torna rápidamente en una espiral de violencia con «orejas arrancadas«.
Las palabras (sus significados) son importantes. Usarlas de manera irresponsable es un peligro añadido a esto de la «realidad».
La «honradez formativa«, esa que supone el «bien hacer» por parte de los instructores, se me antoja fundamental.
Vivimos en un mundo desagradablemente violento.
El mundo no es ese sitio en el que sueles pasear por «lalaland» y nunca pasa nada.
Seguimos siendo seres que matan, violan, pisan cabezas y se enervan con otros de su calaña simplemente porque no son, no piensan, no sienten o no miran como ellos consideran «correcto».
La única herramienta posible de gestión es entender la lucha como una forma de ver/vivir nuestra realidad desde una toma de contacto íntima con la violencia.
Soy por naturaleza pesimista con la humanidad. Finalizo esta entrada como de costumbre: frases que simplifican toda esta parrafada que acabo de «vomitar».
- Decía el escritor y futurista estadounidense, doctorado en Letras, Leyes y Ciencia, Alvin Toffler :
«Una de las definiciones de cordura es la capacidad de distinguir lo real de lo irreal. Pronto necesitaremos una nueva definición.»
“Cualquier cosa verdaderamente revolucionaria es creada por unos pocos que ven lo que es verdadero y están dispuestos a vivir de acuerdo con esa verdad; pero a fin de descubrir lo verdadero, tenemos que estar libres de la tradición – lo que significa estar libres de todos los temores.”