Eskrima y adaptarse a la realidad (reflexiones).

En Eskrima, en la realidad, la pelea es algo brutal y desagradable, las armas hieren, lastiman y a veces matan. Entonces ¿por qué nos atrae entrenar?

Eskrima ¿se adapta o transforma la realidad?

Si analizamos detenidamente qué es una pelea, en su estado más puro, llegaremos pronto a la conclusión, nada romántica, de que se trata de algo brutal y poco deseable.

Si alguien piensa lo contrario es que no se ha encontrado inmiscuido en una situación real (en la que terminas dando las gracias a dios por seguir respirando) o es que es un psicópata de cuidado y ya está tardando en mirarlo con un buen psicólogo.

Los motivos son claros, es algo visceral, algo que va más allá de la razón: podemos terminar mal heridos y la muerte está presente.

El instinto primitivo que nos envuelve, nuestro primera reacción va a ser la de escapar del combate, y si no queda otra alternativa (entonces es mejor haber entrenado lo suficientemente bien) luchar por tu supervivencia.

Entonces me pregunto, ¿por qué nos atrae tanto las artes marciales (en nuestro caso la Eskrima, las armas…) cuando la realidad de la pelea se nos presenta como algo tan brutal?

Aprender a pelear porque no te gusta la pelea.

Se me viene a la mente una frase de Muhammed Ali:

«Odié cada minuto de entrenamiento, pero me dije: ‘No renuncies. Sufre ahora y vive el resto de tu vida como un campeón.»

A mi me gusta entrenar, lo que no me gusta es pelear. Cada vez que he peleado en mi vida (cuando la realidad hace acto de presencia), hay algo dentro de mi, en algún momento de ese proceso vital, que ha «detestado» todo lo ocurrido.

A pesar de ello siempre he luchado, he buscado poner al límite el concepto de pelea en mi entrenamiento de Eskrima… lo he hecho en la más absoluta soledad, lo he hecho rodeado de locura y amistad… y lo seguiré haciendo mientras la vida me acompañe por un motivo muy simple: es lo único que me ha conectado con lo que realmente soy…

Eskrima, forja de supervivencia…

Dar ese paso, lanzarse al vacía que supone pelear con armas de forma consciente, a pesar de que la mayoría de tu cuerpo responde en una dirección totalmente opuesta a ese instante, forja un sentido de superación y sacrificio inigualable. 

  • Podría ser que a muchos de nosotros nos apasiona tanto la lucha porque proponen una «realidad alternativa«, más fascinante y romántica, que satisface la visión de realidad de la lucha que nuestra mente presiente, en lugar de corresponder a la brutal realidad de las agresiones en la vida verdadera.
  • Es decir, que muchos de nosotros nos acercamos a las armas, a Eskrima, al entrenamiento (dolor), a la pelea… porque satisface nuestra sed de realidad, cubriéndola de una «halo algo más atractivo» (una Matrix propia) para que, de alguna manera, no nos paralice esa brutalidad y seamos capaces, a la hora de la verdad, de utilizar y reconocer nuestras herramientas como andamios que soporten nuestra supervivencia.
Frases & Eskrima.

Termino con una frase de Friedrich Nietzsche que viene a ilustrar esta entrada a la perfección. Enfrentarnos a nosotros mismos, a nuestros impulsos primitivos de huida, al instinto de desarrollo y supervivencia, a afrontar la realidad que nos impone la Eskrima y el trabajo con armas, es aquello que identifico con la «acumulación de fuerzas y poder»

«La vida es un instinto de desarrollo, de supervivencia, de acumulación de fuerzas, de poder.»

Jose Díaz Jiménez

Jose

Expect the unexpected...

2 comentarios

  1. Es curioso la cantidad de veces que he escuchado a un luchador decir que no le gusta pelear.
    Algo que no todo el mundo entiende, la lucha no es un juego…

    La Eskrima como la vida no es fácil, si eres pro activo, y «te la juegas»

    Gracias José.

    • Creo que sí se tienen dos dedos de luces y entiendes las consecuencias reales de un enfrentamiento, decides asumir las consecuencias del entrenamiento en esta dirección, a pesar de que la mayoría de las veces ciertos aspectos como por ejemplo el dolor hagan acto de presencia y/o sean los protagonistas de la función…

      🙏🙏

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