El gran desafío del aprendizaje de Eskrima no es cuánto puedes aprender, es CUÁNTO PUEDES RECORDAR BAJO ESTRÉS.
Eskrima y memoria…
En Eskrima (teniendo en cuenta la importancia del trabajo con armas) esto es lo que importa; poder gestionar el estrés y la memoria, es decir lo que hemos sido capaces de retener con la experiencia combativa.
La memoria y la retención están entre los factores más importantes del progreso de cualquier Eskrimador «combatiente». Todos aprendemos y recordamos de manera diferente. Algunos aprendemos mejor con la ESCRITURA: este siempre ha sido mi método favorito; otros nunca escriben nada y tienen otros métodos, la repetición, una experiencia, visualizando… lo que sea que funcione para ti que grabe el conocimiento en tu memoria.
Si eres de los que prefieren escribir como ayuda para tu memoria, probablemente no necesites escribir todo lo que practicaste al mínimo detalle todos los días. Solo apuntarás las ideas principales.
Recuerdo como si fuese ayer apuntando en mi «libretilla de campaña» durante los seminarios de diferentes maestros en mi juventud. No tenía mucho tiempo, la clase no paraba para que yo apuntara, si me despistaba apuntando rocambolescamente, me perdía detalles importantes que luego había que practicar, así que me movía desde palabras simples a dibujos que yo solo entendía (y a veces ni eso).
Escribir un movimiento…
Si es un movimiento que lo que has aprendido, dedícate a reseñar los dos o tres elementos más importantes en orden de importancia. Si es un concepto, describe su valor y las principales aplicaciones que se adaptan a tu trabajo.
Hay que tener en cuenta que incluso si nunca vuelves a leer esas notas en tu vida, el mero acto de haberte concentrado en escribir tiene un gran efecto clarificador en tu pensamiento que más tarde se trasladará a tu lucha y pensamiento general sobre el juego.
Una cosa que yo he puesto en práctica es si alguna vez te lesionas y te tienes que apartar momentáneamente de la práctica, intenta escribir como un sustituto temporal de tu entrenamiento y observa cuánto puedes recordar y con qué claridad puede exponerlo.
Aun hoy día ojeo de vez en cuando alguno de mis apuntes del pasado. Son como pequeños viajes en el tiempo, me reconozco vagamente entre aquellas líneas, pero incluso tantos años después, me sorprendo a mi mismo recordando y/o rescatando algún pequeño detalle que tuve la claridad (soy todo un visionario) de apuntar siendo tan chaval…
Creo que fué Borges el que dijo: «cuando escribes, el lector eres tu mismo.»
Gracias por el artículo José.
«Cuando lo hayas encontrado, anótalo.» Dickens
Anotando vas José, en el camino (accidentado) de la Eskrima…
Gracias