Eskrima y «estar solo ante el peligro».

Siempre estamos solos, es hora de asumirlo: Eskrima es un arte extraño. En la medida en que se practica con compañeros, en grupo, con nuestro maestro, cuando llega el momento de la verdad, somos nosotros y solo nosotros quienes estamos ahí fuera.

Eskrima y la soledad de la realidad.

Eskrima, las artes marciales, la autodefensa… son así. Podemos estar rodeados de amigos, entrenadores y compañeros en cada sesión de entrenamiento, pero cuando nuestro nombre es llamado a las puertas del destino, solo nosotros salimos a la arena. Es hora de haber echo bien los deberes y ser capaces de poner toda la carne en el asador.

Esta dicotomía paradójica entre el aspecto social del entrenamiento en grupo (o en privado) y la soledad interior que se presentará a la hora de actuar estará asentado en el corazón de nuestra experiencia en Eskrima, en combate, en la cantidad y calidad de realidad a la que nos hayamos enfrentado en nuestro entrenamiento diario, en nuestra vida diaria.

Eskrima se manifiesta de muchas maneras:

La reacción ante la adversidad se va a manifestar (normalmente) de manera dramática:

  1. Algunos «luchadores» sobresalen en el gimnasio y se bloquean a la hora de la verdad (falta de experiencia real).
  2. Otros se ven muy ordinarios en el gimnasio y a la hora de la verdad sobresalen y se crecen ante la adversidad (tienen experiencia real).
  3. El talentoso, olvidando todo ante una agresión.
  4. Al que todo cuesta, creciéndose ante el estrés.

Lo principal aquí es comprender la importancia del hecho de que, en última instancia, todos los que conocemos (compañeros y maestros) pueden darnos todo tipo de consejos, consuelo, aliento, contarnos historias (reales o inventadas) durante las sesiones de entrenamiento, pero somos nosotros quienes tendremos que actuar a la hora de la verdad ¿eres realmente consciente de ello?

Así que mejor asegurarnos de desarrollar más pronto que tarde «un juego» que se adapte a nosotros, que sea honesto, responsable y lo más fiel posible a la realidad de lo que ocurre fuera de la comodidad de la sala de entrenamiento.

Nuestra forma de reaccionar ante una «situación real» será una expresión directa de quienes somos, de nuestra «experiencia en combate bajo estrés», nada más y nada menos.

Eskrima y responsabilidad

Cuando todo empieza, cuando la realidad golpea fuerte y sin avisar (lo veo muy a menudo), se puede ver fácilmente cómo las personas no se siente cómodas ni dentro de su propia piel (la locura toma el control de la situación, fuera de control). Nos convertimos en una caricatura frágil de nosotros mismos si dejamos que ingredientes como el miedo, el estrés… tomen el control.

Da igual si han entrenado o no alguna forma de arte marcial, la realidad pocas veces se va a parecer a lo que nos hayan contado. La incertidumbre es lo que más pesará. 

Llegados a este punto de hacer un ejercicio de conciencia, deberíamos plantearnos muy seriamente (y constantemente), a la hora de «construir nuestra Eskrima» que es muy positivo seguir los consejos y aprender de la experiencia de los demás, pero no deberíamos creer a ciegas (la lógica en combate, la ciencia de las armas no dejan lugar a especulaciones absurdas), ni seguir esos consejos hasta el punto de que nuestro juego sea más una expresión (absurda) de las preferencias de otras personas que el nuestro propio (experiencia personal e intransferible).

Sobre todo porque cuando llegue el momento de la verdad nadie va a pelear por nosotros (con algo de suerte alguien te podrá ayudar o incluso empeorar la situación – suele ocurrir). Seremos nosotros mismos (en soledad) y en relación con la violencia y la capacidad adquirida (o no) en la práctica de gestionar el caos la que determine el resultado de nuestras acciones…


Jose Díaz Jiménez

Jose

Expect the unexpected...

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