Eskrima y raíces…
En estos tiempos tan confusos que nos limitan, quería compartir con vosotros algunos textos de Maestros que han sido grandes y que perdurarán en el tiempo:
Eduardo Galeano decía que «las palabras no mueren» y de ahí la importancia que le doy a las raíces – cada vez más difusas y desconocidas, revestidas de mentiras para hacerlas parecer grandes verdades – de nuestro arte.
Reflexionaba yo, en mi paranoia incierta, sobre ciertos aspectos como el miedo y encontraba esta nota del Maestro, que me lo puedo llevar al mundo de la Eskrima, y al mismo tiempo puede ser aplicable al 100% en estos tiempos de «plandemia» (y meditación constante):
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«Quién no está preso de la necesidad, está preso del miedo: Unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen.»
Por su parte el Maestro José Saramago señalaba de forma magistral y que no hace más que removerme, con respecto o sobre las palabras:
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«Las palabras son buenas. Las palabras son malas. Las palabras ofenden. Las palabras piden disculpa. Las palabras queman. Las palabras acarician. Las palabras son dadas, cambiadas, ofrecidas, vendidas e inventadas. Las palabras están ausentes. Algunas palabras nos absorben, no nos dejan: son como garrapatas, vienen en los libros, los periódicos, en los mensajes publicitarios, en los rótulos de las películas, en las cartas y en los carteles. Las palabras aconsejan, sugieren, insinúan, conminan, imponen, segregan , eliminan. Son melifluas o ácidas. El mundo gira sobre palabras lubrificadas con aceite de paciencia. Los cerebros están llenos de palabras que viven en paz y en armonía con sus contrarias y enemigas. Por eso la gente hace lo contrario de lo que piensa creyendo pensar lo que hace«.
Eskrima en imágenes:
Atendiendo a todo esto, comparto una imagen que lleva insertada una frase que define al 100% Eskrima y por defecto (aunque no sea tal) mi camino:
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Esa frase es una sentencia!!!
Totalmente, muy aplicable a alguno de nosotros y muy poco entendida por la grandísima mayoría (por desgracia).