Movimiento & Conciencia. Eskrima views.

La frase «La verdad está en el movimiento» un día transformó mi relación con el Arte de la Eskrima, con el mundo de la Lucha y por extensión con el mundo del entrenamiento funcional. Empecé a indagar en éste concepto desde todas las perspectivas posibles y bajo el precepto de que todo está en continuo movimiento, en continuo cambio.

El proceso de conocimiento dentro del estudio del movimiento puede pasar por diferentes fases. Para mi y tomando como referencia el entreno con Armas, hay tres fases que se diferencian claramente entre sí y que a la vez forman parte de una misma evolución:

  1. Cuando uno toma contacto por primera vez con un Arte en el que su base se asienta en el trabajo de Armas, por pura lógica uno identifica que todo el movimiento implicado está localizado en las extremidades superiores ( observamos el mundo como un bebé que descubre por primera vez sus manos), son en definitiva los apéndices que se encargan de forma inmediata de la conexión mecánica en la relación que hay entre al arma y nosotros.
  2. Todo principiante en Eskrima, al tener un «algo extraño» en las manos, se siente limitado (casi que le estorba el arma) y por naturaleza tiende a concentrar toda la atención en sus brazos, en la fuerza sin control y tiende a imprimir velocidad a lo que está practicando. Sus ojos seguirán el Arma, limitando el ratio de acción en la percepción del movimiento más general.

Observando detenidamente todos estos parámetros, con ayuda del paso del tiempo y atendiendo al arte de la paciencia, y del mil errores cometidos, todo entrenamiento serio debería ir encaminado a una transformación de forma sutil de los elementos implicados en el movimiento.

Llegamos a una fase donde la técnica del movimiento está algo más integrada en nuestra mecánica corporal. Atendiendo una vez más a la funcionalidad, como parte del proceso natural, se han empezado a crear nuevas conexiones neuronales que hacen que las piezas del puzzle formen imágenes que ya reconocemos.

Nuestra posición se hace así más estable, ganamos potencia, control de distancia y sobre todo más fluidez. Moverse no es ya tan solo una habilidad psicomotriz primaria en la que la complejidad de movimiento de nuestras manos tienen protagonismo absoluto, ahora se trata de una consecución un tanto más amplia y porqué no, compleja de encadenamientos que hacen que la expresión del movimiento tome una nueva dimensión…quizás la palabra que me resuena más en esta fase de autodescubrimiento sea la de Integración.

Suelo recordar como una anécdota bastante cómica el día que durante un seminario en Barcelona, alguien vino muy orgulloso y me dijo que había estado trabajando « eso de mover las caderas«, a lo que no tuve por más que responder «sí, mecánica corporal ¿no?»

Profundicemos más en la biomecánica. El reconocimiento de ese encadenamiento psicomotriz, nos empuja a la perfección de la técnica, haciendo que poco a poco nos sumerjamos más en el estudio. Si ahora ya sabes como golpear, buscarás mejorar a través de la repetición y de poner conciencia al movimiento.

Casi sin darte cuenta, un día empiezas a sentir que ya no es solo el brazo o la cadera la que intervienen en el golpe, hay algo más que de forma implícita se va incorporando. Comienzas a reconocer el poder del movimiento está aun más lejos y a la vez, más cerca. Te empiezas a dar cuenta que todo surge de tu base, de tu enraizamiento.

La energía surge desde la raíz, más allá de nuestros pies, encadenándose desde ahí, transmitiéndose hasta la punta del arma, creando un efecto «látigo» de integración que hace efectiva la disolución última de lo que significa la técnica del movimiento .

Con esta inquietud aterricé en el mundo del Yoga. Encontré en su forma que el «sabor» que tenían las Asanas (posiciones) me resultaba familiar. Esencias hermanadas con las artes de lucha hasta tal punto que me gusta describir a Yoga como «el arte marcial del Alma«.

Más allá de conceptos esotéricos, lo que empiezas a identificar en la práctica, es la presencia de conciencia en el movimiento junto con el trabajo indispensable de la respiración, que es en la integración de ambos conceptos donde yace la importancia de la relación «cuerpo y la mente».

Entiendes que en realidad no entiendes nada, pero que aplicando este concepto a tu Arte, éste comienza a mejorar, a tomar un nuevo cariz. Es en este instante cuando las conexiones comienzan a tener sentido y a cobrar fuerza.

Analizando detenidamente el asunto, puedo concluir que: la conciencia del movimiento en relación al estudio lento de los patrones que intervienen en la mecánica corporal y el enraizamiento son vitales.

Quien ha entrado a alguna de mis clases, puede recordar fácilmente una de las pautas que suelo repetir y  es que cuando muestro un movimiento o un ejercicio,  para llamar la atención de los alumnos, suelo decir: «ok, lo haré en plan tai chi style«, refiriéndome precisamente a la lentitud del movimiento.

Evidentemente, dar demasiada información, considero que no es la mejor de las formas para instruir, queda así servido el espacio a descubrir las causas de nuestra propia ignorancia desde la lentitud.

Suelo insistir mucho en el entendimiento del movimiento incluido en cualquier técnica. Así los movimientos tiene n que ser repetitivos, fluidos (básicamente esto define a Eskrima) y sobre todo en una primera fase que sean lentos. Cuando vamos lento tenemos tiempo para analizar qué ocurre.

Este concepto se extiende a cualquier área de entrenamiento donde aprender la técnica de forma correcta y lenta, marcará las pautas de una ejecución no lesiva del movimiento.

Analizando y empujado por la necesidad de mejorar dentro de un largo proceso que no tiene fin, comencé a valorar y a adoptar mucho más el trabajo, la «sensibilidad», la «emoción» y la inteligencia implícita en las artes internas y en el estudio de la técnica adecuada.

Son conceptos que por desgracia y debido a la desinformación, la mayoría de las veces no llegamos a entender la esencia de un trabajo lento y bien estructurado. Es importante reconocer que en este punto no solo implicamos conciencia sino también energía.

Este tipo de trabajo, aunque no sea definitivo ni práctico, bajo un concepto de lucha real, nos puede hacer entender mucho mejor cuales son los aspectos implicados en cualquier tipo de Arte.

José Díaz Jiménez

Jose

Expect the unexpected...

16 comentarios

  1. La verdad es que me has hecho reflexionar, tenía un concepto del Tai Chi, a pesar de haber hecho tan solo una semana con un Maestro chino que trajo el Ayuntamiento de mi ciudad para un curso de verano, como digo tenía un concepto de «gimnasia para viejas» quizás influído por otros ambientes, me has hecho cambiar mi opinión del Tai Chi. Gracias Maestro.

    • Hola Juanjo, cuando algo dura tantos miles de años, es de suponer que algo tiene que ofrecer, con las artes internas ya sea Yoga, Qi qong, Tai Chi, Pakua…pasa como con la Eskrima, en realidad son poco conocidas, mal enseñadas y peor entendidas…investigar en ellas siempre trae cosas positivas, practicar lo que sea que se haga lento, imprime conciencia y eso es muy importante…cuando sea más viejito, profundizaré más, de momento me quedo con mi Eskrima, que identifico a caballo entre lo externo y lo interno, cerrando así el circulo…muchas gracias por el comentario ! 😉

  2. Me ha encantado el articulo, me he quedado hipnotizado leyendo, y me ha ayudado a entender muchas cosas.

    Muchas gracias

    • Muchas gracias Carlos, la verdad es que creo que yo estoy aprendiendo a comprender muchas más cosas contigo en el mundo del BJJ…la verdad que ha sido una gran elección volver al training siendo tú mi profe, gracias !!!!!!! y todo un honor que te haya gustado el articulillo 😉

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