La seguridad total es algo a lo que se debe tender, pero es algo que nunca se alcanza del todo.
Para acercarnos lo más posible a esa seguridad hay una serie de parámetros a tener en cuenta en nuestro trabajo dentro de la Eskrima ( y en general de las Artes Marciales) y casi todos relacionadas con la eficiencia y la conciencia al servicio del movimiento.
Movimiento es todo, ya hemos hablado largo y tendido al respecto y si hay algo importante dentro de él es sin duda el concepto del posicionamiento (o como a mi me gusta llamar: PosicionARTE), algo que no se ha tenido muy en cuenta o no se ha estudiado lo suficiente en las Artes y que personalmente identifico como algo fundamental e imprescindible.
El posicionamiento puede ser tu firma de identidad ( tu propio «estilo»; muy característico en el mundo de la eskrima tradicional en la que por la posición del Maestro podías percibir qué estilo profesaba), puede formar parte de tu estrategia y suele trascender la estética sin sentido, pero sobre todo es algo que te mantendrá a salvo de ti mismo, es decir: te mantendrá lo suficientemente bien situado como para dejar los menos cabos sueltos posibles ( consciente e inconscientemente) y de esta manera, cuidar esos pequeños/grandes detalles que van a empezar a marcar la diferencia .
Posicionarse significa estudiar el movimiento; cómo debe iniciarse y cómo finaliza para darle lógica a toda acción ofensiva y defensiva, posicionamiento es dar sentido a la fluidez, es algo indivisible porque se situa justo en las intersecciones de la acción funcional.
Hablo de cómo colocaremos el cuerpo, cómo transicionaremos el peso, cómo se posiciona la mano Armada y la no Armada, hablo de donde estás situado en el espacio y en qué tiempo te desplazas/mueves pudiendo así reconocer tu cuerpo, hablo de como inicias la acción desde cero ( con la suficiente estabilidad y seguridad) para que cuando «termines» estés lo suficientemente bien posicionado dando así continuidad y eficiencia a tu estrategia.
En mis clase cuido mucho esta variable, el objetivo por encima de nombres, estilos e ideas preconcebidas, es sembrar conciencia sobre el propio cuerpo y el movimiento.
Desde el principio hago mucho hincapié en el uso de la mano no armada ( seña de identidad de la Eskrima Tradicional), hablo de donde, como y porqué se coloca dependiendo siempre de las circunstancias y las necesidades.
Suele ser éste un claro ejemplo (muy gráfico) de lo, en principio, poco conscientes que somos de nuestros hemisferios y de lo descoordinamos que solemos estar…el problema suele acentuarse si hemos hecho algún otro tipo de Artes Marciales que nos condicione…
Construir desde ahí, desde esas zonas en las que no sabemos exactamente qué pasa y poner conciencia en ello, me parece muy importante, porque de esta forma y desde muy pronto, empezamos a reconocer nuestra posición en el espacio de una forma tridimensional…así el posicionamiento forma parte de lo que me gusta llamar Eskrima invisible. Aun no teniendo un bagaje técnico muy amplio , podremos empezar a entender ( con la ayuda de herramientas como las armas ) circunstancias ligadas a poder alcanzar un sentido de la efectividad mucho más afinado, desarrollando una gran sensibilidad no solo física, sino mental y porqué no…espiritual.
Para terminar esta breve entrada una frase de uno de los filósofos que más han distorsionado positivamente mi camino:
«El espacio recorrido es pasado, el movimiento es presente, es el acto de recorrer. El espacio recorrido es divisible, e incluso infinitamente divisible, mientras que el movimiento es indivisible, o bien no se divide sin cambiar, con cada división, de naturaleza». Gilles Deleuze.
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