Eskrima real o virtual.

Todos creemos tener nuestra realidad organizada, lo que no tenemos tan claro es que precisamente es esa «organización» la que muchas veces nos limita.

Las artes marciales y concretamente la Eskrima en un contexto combativo son, para mi, el fiel reflejo de a lo que tendemos (sin complejos) por naturaleza.

Eskrima y realidad.

La lucha con Armas es fiel reflejo del ego en relación a la realidad más tangible (que nos enfrenta a la muerte) y que se coordina de forma directa con la supervivencia y nosotros mismos.

Todos luchamos por algo, en cierta medida todos somos guerreros. La simple búsqueda de la felicidad es una batalla que empieza cuando comenzamos a ser conscientes del mundo que nos rodea. Dentro de esta lucha se han creado multitud de tendencias «alternativas», cada vez más diseccionadas y limitadoras.

Parece ser que la experiencia de la realidad debe ser limitada por el ego de unos cuantos o subjetivizada por las nuevas tecnologías y sus esbirros (mercados que nos ofrecen productos para ser más con menos).

La realidad es cambiante, perecedera y partidaria, es importante tener esto claro. Nos acercamos así a la innegable influencia de la cultura, la experiencia, la geografía, la educación, el adoctrinamiento, al pensamiento (producto del pasado), etc.

Cuando centramos este concepto del cambio en la idea de la supervivencia (donde el ser animal toma las riendas de nuestra vida), el abanico de posibilidades a la que se ve sometida esa «realidad mercantilizada«, se ve drásticamente reducido, ya sólo hay acción.

Identifico la realidad con el movimiento y el cambio. Identifico el descondicionamiento (que tanto me impactó al descubrirlo con Krishnamurti) como una gran herramienta para visualizar eso que llamamos «realidad última» y alejarnos «selectivamente» de lo virtual.

El descondicionamiento en Eskrima significa alejarnos de la fantasía que todo lo impregna. Buscar el propio camino es la punta de lanza de un Arte vivo y armado.

Que nos dejemos engañar dentro de Eskrima o de las Artes Marciales en general hoy en día es una clara señal de que nos hemos perdido en lo virtual, igual que ocurre con la «experiencia digital» que las «nuevas tecnologías» prometen, una «disfunción multifuncional» rápida e indolora.

Eludimos sistemáticamente y a toda costa la frustración de la «experiencia en batalla» porque alguien nos dijo que hay un camino más fácil: el sedentarismo obsolescente.

De falsas intenciones está lleno el mundo, me gustaría ver algún día que de buenas también. Tener la suficiente madurez para discernir qué es y qué no es para nosotros, es un proceso que nos incumbe a nosotros mismos, un proceso de incertidumbre y valentía basado en el movimiento.

Las nuevas tecnologías son demasiados cambiantes como para anclarnos a ellas olvidando la «materia dura». Las herramientas tradicionalmente han servido para ayudar a mejorar nuestro entorno.

Saber usarlas en la dirección adecuada debería formar parte de nuestra educación. Sacar partido de lo nuevo se me antoja imprescindible, tener los pies en la tierra se me antoja fundamental.

Pienso que si lo virtual desapareciera, ocurriría la magia de una realidad que nos explotaría en la cara y muy pocos (quizás ya nadie) sabría lidiar con ella. Acercarnos a otros desde lo intangible a veces nos aleja de nosotros mismos, el camino debe ser de ida y vuelta, el contacto se hace necesario, justo como ocurre cuando haces sparring: presente, en relación/reacción con el dolor, cambiante, real. Pregúntate a ti mismo ¿lo virtual te hace realmente libre?


José Díaz Jiménez

Jose

Expect the unexpected...

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