Espiritu dormido y no sabes que hacer, te ahogas por la racha que te envuelve y te hundes en tu propio lamento: ok, ¿surfeamos el tsunami?
El mundo que nos rodea está lleno de incomprensibles reacciones y de aun menos incomprensibles soluciones a esas reacciones.
Observando desde la perspectiva de Eskrima.
Si observas un momento a tu alrededor, la sensación más caótica posible es la que nos enfrenta a la propia vida y eso, evidentemente es una gran mierda.
El prisma que se refleja delante de nuestros ojos es tan desolador que si te detienes un momento falta aliento para tanta desgracia.
Al fin y cuando sales un poco de tu mundo ves que la espiral continua creciendo, miras las noticias y la palabra negativo se queda corta ante tanta desgracia, conoces y ves a gente con mil problemas, accidentes, historias…luego pasa el día y cuando llega la noche, te tumbas en la cama y te cagas en dios por como te va la vida…ok, vale, es una putada y ahora un instante para unas preguntas:
- ¿ Qué haces por cambiar eso?
- ¿Acaso alguien cambió algo lamentándose, o más aun manteniendo la misma actitud del momento del fracaso?
Todo y cuando digo todo es TODO, depende de lo que respondas a estas preguntas, claro está y una vez más comienza el combate, 1er asalto!
A estas dudas existenciales, le añadimos un ingrediente al uso, quizás uno de los que menos sabor añaden a la vida: los complejos. Sí ,sea cual sea, incluso el de superioridad añade poca salsa a la vida y de camino molesta a los demás.
Apliquemos esto a lógica, pero trascenciendo un poco más allá a esta mente adormecida pasto de la propaganda existencial, si ponemos alma en el asunto, si ponemos un poco de espiritualidad (o como queramos llamar a ese espacio que dedicamos al propio pensamiento) vamos a ser sinceros por una vez con nosotros mismo y hagamos una nueva pregunta ¿donde está nuestra batalla, fuera o dentro?
Hay cosas que debemos cambiar, sobre todo porque la vida es cambio, transición, todo perece y nada permanece ( menos aun si no luchamos por eso que realmente queremos conservar, como el amor de nuestra vida).
- El cambio empezará cuando tú decidas (y somos una malgama de indecisiones promiscuas).
- El cambio empezará cuando quieras que ocurra y algo te estremezca, de ahí la extrema importancia de tener los ojos abiertos a la vida y sus señales.
Hay cosas que nos remueven, en ocasiones este tipo de experiencias tenemos que buscarlas fuera de nuestra comodidad diaria, de nuestro ensoñamiento con respecto a la falsedad proclamada del estado de bien estar. Una de ellas y más que recomendable para todo ser viviente es experimentar la pobreza en primera persona…a ver que quiero decir con esto:
A los que me conocen siempre les cuento la misma historia, pero es que caló tan profundo en mi alma, que pienso tengo que explicarla cuantos más, mejor.
Mi primer viaje a Filipinas supuso un vuelco en mi vida, no solo con respecto a la lucha que evidentemente lo fue (se rompieron tantos esquemas que aun hoy me recompongo de aquellos batacazos), sino a nivel experiencia de vida.
De igual manera podría hablar del Camino de Santiago,
en definitiva todo son experiencias vitales o espirituales, da igual el nombre. La pobreza te envuelve, hay una grandísima diferencia cuando uno está en casa viendo la tele, sale un programa de áfrica ( por poner un ejemplo al uso) y ves a los niños de la guerra, niños desnutridos, muriéndose literalmente de hambre porque sí…
En el mejor de los casos si tenemos un buen día, permanecemos viendo el programa maldiciendo al ser humano,soltamos alguna lagrimilla, pero hacemos bien poco por cambiarlo…en el peor de los casos, coges el mando a distancia y te pones la Teletienda, que claro está, entretiene más…
En el tiempo que estuve en Filipinas nunca encontré ese mando a distancia (tampoco quise encontrarlo), nunca me imaginé ni me sentí tan ruin de dormir en una cama “ limpia” de un hostal de mala muerte, con mis acompañantes las cucarachas, cuando dos pasos más allá había niños durmiendo solos en un escalón frio y con poco o nada para alimentarse (ellos eran más felices cuando les dabas algo de comer que cuando le dabas dinero ,probablemente se lo quitaría otro niño más grande, sin maldad, pero por supervivencia, cuando a un paso más allá había niñas, jovencitas y mujeres que vendían su cuerpo a cerdos extranjeros que las trataban peor que a animales y que encima todo estaba permitido, así lo atestiguó un vigilante Armado apuntándome con su Arma tras intentar ayudar a una de estas chicas.
Luego esas mismas personas, te ofrecían todo, quitándoselo ellos de su boca, acomodándote en su casa, con una única bombilla para la luz, sin agua corriente… te sonreían y se sentían agradecidos de tu visita, de tu buen gesto, de un simple saludo, de una simple sonrisa, una inocente pregunta, un regalo a los niños de la casa, chucherías que al cambio ni sabría decir cuanto sería.
Entonces se te remueve el alma, algo cambia. Ahí está esa tabla de surf, te subes al stunami y con mil problemas que nos pone la vida, con todo ese dolor existencial, recapacitas un poco, no es que haya gente peor o mejor que tú (para cada uno su vida y sus problemas son lícitos e importantísimos), es que la vida te es dada por muy pocos motivos…y uno de ellos quizás el más importante es VIVIRLA.
Contribuir en la medida de lo posible a que los que te acompañan en tu camino, sea por siempre o transitoriamente, también tengan un buen trayecto, será una tarea que solo tú podrás decidir, pero que sin esperar nada a cambio te llenará por dentro.
Mientras la ola aun va creciendo y mientras esté en movimiento, nos transporta, nos empuja, qué mejor cambio que éste, qué mejor vida vivida que la que se nos regaló sin pedir nada a cambio…que mejor sacar partido a esto que tenemos.
Hay que sentirse agradecido de donde estamos y hacia donde vamos. Qué mejor lucha que la que se encara de frente con gratitud de aun poder levantar las manos y asestar un buen golpe a los problemas…y de camino si aun te queda algo de energía para tus iguales, si hay algo que te remueve el alma cuando miras de frente la pobreza…pon tu granito de arena, porque pensar que de nada sirve, ayuda menos que hacer NADA.
«Es tan grande el placer que se experimenta al encontrar un hombre agradecido que vale la pena arriesgarse a no ser un ingrato.»(Séneca)
José Díaz Jiménez