Las historias de Armas son apasionantes. Me transportan a un mundo que ya dejó de existir pero con el que me siento identificado. Los Samurai y su espíritu ligado al de la espada han dejado incontables anécdotas que ciertas o no, me encanta rescatar.
En el blog ya he hecho alguna vez mención sobre el gran Miyamoto Musashi un Samurai entre los Samurais.
En Eskrima o en general cuando hay armas implicadas en un enfrentamiento hay que tener muy claro el porqué se lucha, cual es nuestro camino.
Templar el ánimo puede salvar nuestra vida. He querido ilustrar la entrada con un vídeo que me ha pareció especialmente bueno: