Hace nada mirando en las redes sociales contenido para mi proyecto Fightlosophy, me encontraba con una historia que en principio me pareció bastante extraña y fuera de contexto, pero que luego y atendiendo a lo que motivaba aquella acción, me dejó intrigado. Se trataba de un grupo de gente a los que se me ocurrió llamar «vigilantes del BJJ» o algo así. Se dedican a desenmascarar a falsos cinturones negros de Jiu Jitsu Brasileño, que aunque parezca surrealista, es cierto que existen. Su procedimiento suele estar centrado en visionar vídeos de youtube y cuando intuyen que alguien es un fake como una casa, lo visitan y delante de sus alumnos lo «denuncian». Suelen ser educados y por supuesto se prestan a hacer sparring, que normalmente es rehusado por el impostor. No creo que sean un grupo determinado u organizado, simplemente es el concepto de la red puesta al servicio de un conjunto de personas con la misma pasión (cómo falta esto en nuestro mundo de la Eskrima!!!). Lo graban todo y dan por desenmascarado al tipo moviéndolo por las redes sociales. En definitiva creo que hacen un buen trabajo porque así protegen su Arte.
Intentando trasladar esta mentalidad al servicio de la Eskrima, me puse a imaginar a cuantos indeseables tendría que desenmascarar para proteger «el Arte». Soy consciente, el asunto a estas alturas es ¡¡¡ incuantificable !!! Miserias de la vida. Me imagino visitando a más de uno – con nombres y apellidos, mirándolos a esos ojos ansiosos de nuevos drills y soltarles, «¿hacemos sparring? y tú con los ojos cerrados como aquella princesa ciega del cuento de adas …» . No tiene que ser una experiencia muy «gore». Yo no lo grabaría ni lo colgaría en youtube, respeto la integridad neuronal de los que visionan seriamente este canal. ¿La película cambiaría? Puedo asegurar que ¡NO! Y es que » no hay peor ciego que el que no quiere ver » o » peor enfermo que el que no quiere curarse».
En mis comienzos Eskrimológicos charlaba con mi Maestro Ramon Rubia al respecto de qué hacer con tanto patán. Me sentía digno, víctima de mi juventud, de emprender una lucha de clases, una ilustración de las armas donde no había los de arriba vs. los de abajo, sino los que varean vs. los vareados. La conclusión a la que llegan las personas inteligentes con el paso del tiempo es la siguiente: » No emprendas batallas sin sentido, no las hagas propias, fija la atención en tu propio camino «. Y aunque fastidie mucho reconocerlo, es lo que uno aprende cuando madura. Dice el Maestro Pérez-Reverte en una de sus últimas intervenciones: » […] de lo ideal a lo real hay mucho hijo de puta de por medio. Y mucha injusticia y mucha hambre […]».
Lo «real» continúa haciéndome mucha gracia. Veo por todas latitudes a personas que literalmente no han ido a más de tres seminarios, o comprado su certificado en el mercado de lo adulterado, pretendiendo (esta es la palabra clave) enseñar Eskrima (u otras Artes) cual «expertos» de la nada con cara de feriantes de poca monta. Me parece grotesco, ridículo y deshonesto. Así que esto de ser vigilante del arte hace muchos años que lo dejé pasar, me aburría entender que hiciera lo que hiciera, no había remedio. Hay enfermedades que se curan, esta que padece la Eskrima hace tiempo que es crónica. Queda poca Eskrima en el mundo, pero aun existe. Búscala o deja que te encuentre, pero cuida lo que haces … hay gente que aun vigila el Arte «garrote» en mano.
Siempre buenísimo José.
«cuida lo que haces … hay gente que aun vigila el Arte “garrote” en mano.»
Este lazo para regalo me gusta. 🙂