Si hay algo a tener en cuenta con respecto a la Eskrima es que es un arte enfocado a la supervivencia. Con esta perspectiva queda claro que su estrategia es un «vale todo» real.
Durante los entrenamientos con mis Maestros hay gran cantidad de detalles que han marcado una gran diferencia con respecto a mi «vida anterior.»
Como imagináis, esos cambios repentinos en mi mentalidad han construido un camino, una experiencia personal, que poco a poco voy transmitiendo bajo diferentes formas.
Estrategias poco definidas.
Hace muchos años mientras entrenaba en «control sparring» con mi Maestro Ramón, en mitad de una sesión intensa en la que los sentidos están a flor de piel, y buscando una «defensa necesaria» (para no ser golpeado), de repente noté como tras un chequeo aparentemente ofensivo y correcto mi Maestro controlaba mi mano y acto seguido atacaba a mis dedos.
Evidentemente la sensación de impotencia se convirtió en dolor y en sumisión, o hacía un Tap-out lo más pronto posible o los dedos de mi mano izquierda iban a tener una nueva posición/orientación nada funcional ni estética.
La sorpresa fue grande, igual de grande que el dolor de mis dedos. Fue una cuestión de incredulidad mezclada con la impotencia de haberme sentido controlado quizás de una forma un tanto absurda. Ya sabemos, el ego.
Nunca imaginé, de ninguna de las maneras, que nadie podría controlarme de esa manera tan «simple».
Los dedos no entraban dentro de mis planes a la hora de combatir. Quizás por esa maldita influencia combativa dentro de su modalidad «deportiva» en la que en Artes como el BJJ, por motivos evidentes (proteger al atleta) no se puede atacar a las falanges.
Definiendo conceptos.
Una vez te empujan y caes, sólo queda levantarse. Esto es lo que pasa en un buen entrenamiento de Eskrima. Los «no secretos» quedan revelados y una vez los ves, empiezan a mostrarse como por arte de magia. La Eskrima invisible de repente deja de serlo y nuevas oportunidades surgen con eficacia.
No es que sea una estrategia avanzada, pero sí que es delicada (por lesiva) de trabajar. No hay técnicas específicas. No creo que las haya en ningún método que se precie de ser efectivo en combate. No hay nada de especial en ver un dedo(os) y retorcerlo hasta que duela.
Es instintivo y efectivo, pura Eskrima.
Como sistema de palanca me gusta situar esta tendencia dentro de Eskrido. Una vez más, se trata de timing, de oportunismo y de aplicar la idea de»no-técnica«.
Aplicando / Atacando.
Hacer Sparring es la base de esta estrategia.
Fuera de esta forma de trabajo me parece 100% absurdo «tecnificar» algo que surge de un instinto fugaz, de un instante en el que todo se alinea para que podamos atacar a los dedos (mano) del contrario.
Mano armada y/o mano izquierda. Ambas objetivos de ataque:
– Mano Armada:
Si hablamos de la mano armada hablamos evidentemente de control. Me gusta meter presión en el dedo pulgar. En ocasiones en el cambio de distancia muchos «pseudo-eskrimadores» olvidan el dedo pulgar sobre el arma y no rodeando el puño. Es momento de atacar ese dedo porque nos ofrecerá posibles desarmes, pero sobre todo mucho control.
Otra opción es el deficiente agarre del arma por parte de nuestro oponente. Se abre así la puerta a ataques de «franco tirador» a las aperturas creadas.
Desde la perspectiva de control, es relativamente fácil acceder a los dedos de la mano armada. Si no definitivo, como medida de distracción, de presión… me parece muy adecuado.
Crear desequilibrio mental por distracción nos situará en una posición de ventaja.
– Mano izquierda:
Si analizamos esta estrategia y abrimos la mente un poco, la funcionalidad en distancia corta de multiplica. Si nos centramos en atacar tan solo el arma del contrario, nos ponemos límites que no nos benefician en nada. Pero si somos capaces de atacar también la mano no armada del contrario, subimos exponencialmente la capacidad de control en nuestro sparring.
Asuntos a tener en cuenta.
Atacar a los dedos puede darse en muchos momentos. Es muy bueno como herramienta para meter presión a nuestro adversario. Es algo así como una «distracción táctica« dentro de mi Eskrima.
Yo prefiero provocar las acciones desde observar el tipo de «defensa» de mi oponente. Si es de los que sacan mucho la mano izquierda. Si deja la deja mucho tiempo en el mismo sitio. Si pretende chequear con mucha frecuencia. Si deja el dedo pulgar sobre el arma. Si tiene una agarre deficiente del arma…
Esto son aspectos que se aprenden y refinan desde el movimiento. Roza más la sensibilidad de esa energía desarrollada en sparring que la pura visión.
Repito, someter a tu adversario retorciendo un dedo no tiene mucha ciencia. Lo que tiene ciencia es ponerlo en práctica con los compañeros de entrenamiento y no lesionarlos. Por eso insisto, no es nada avanzado, pero sí requiere de una gestión fina del control.
Para que esta estrategia tenga sentido, parto de la base del control, en la mayor medida posible, de nuestro adversario.
Conclusión.
Buscar el momento adecuado, ser un oportunista del movimiento, de eso se trata. Los límites técnicos en Eskrima se restringen o avanzan por su funcionalidad dentro del combate. Sin funciona, adelante.
Par ilustrar esta entrada he insertado algunas imágenes con alguno de los ejemplos que a mi personalmente me funcionan. La creatividad en sintonía con la funcionalidad hacen que el Arte crezca más allá de nosotros mismos.
Poner en práctica significa hacer sparring. Si buscas este tipo de estrategias «locas» desde la técnica estática, no tendrá sentido.
Decía Goethe sobre la locura:
«La locura, a veces, no es otra cosa que la razón presentada bajo diferente forma».
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