Eskrima práctica. Contar mentiras.

Vamos a contar mentiras que es lo que vende. Cada día que pasa encuentro que, lejos de ir mejorando, la farándula marcial crece como un virus imparable, hablo de la pandemia del absurdo, en el que pocas cosas se toman en serio con respecto a lo que supone la autodefensa, que es para lo que deberíamos entrenar.

Eso de la espiritualidad, el camino del guerrero, el Do… sin un trabajo marcial de «batalla» que lo sustente, es de las cosas más estériles que se puedan concebir.

Cosas de Guerra.

Las cosas de guerra en la guerra se trabajan y si no es así, nos encontraremos nadando en tierra seca, o peor aun ahogados en nuestra propia confusión.

He escuchado «algunas veces» esto de: «soy capaz de defenderme contra un cuchillo» & «soy capaz de defenderme contra un palo», temas que ya he tratado en otras ocasiones.

Lo del cuchillo lo dejaré pasar por hoy, ahora quiero hacer una pequeña reseña sobre esto  de «personas» que se creen capaces de «sabe dios qué» contra un palo (o similar) y me sueltan aquello de: «Vengo a probar Eskrima, pero yo ya sé defenderme contra un palo » (con sus manos vacías).

Pondré un ejemplo al uso, con esta idea en mente pregunto: de las imágenes que hay a continuación ¿cómo crees que será un ataque real?

Eskrima logic

Posiciones y realidades.

La cabreína.

Ante situaciones absurdas, me sube la «cabreína» y me indigno, por esto cuando alguien viene de listillo con sus prepotencias elevadas a la máxima potencia, pensando que es capaz de defenderse contra un arma (muy a la ligera), suelo ir a mi bolsa de entreno, cojo un arma y digo: «Ok, déjame ver».

En estas situaciones (por otro lado, muy comunes) lanzo el arma como se puede ver en tres de las cuatro imágenes anteriores,  el puño armado por delante de la punta del bastón, sus caras se llenan de «orgullo y satisfacción» al verse capacitados para tal empresa.

Para mi «comienza el espectáculo«. Les digo de forma afable que esa forma de ataque «no es real», la presunción de que el tipo no quiere darles es ridícula, descontextualiza la realidad.

Tradicionalmente siempre nos hemos fijado (tanto en series técnicas como en vídeos «instruccionales») en la espectacularidad del que se defiende, pocas o ninguna en el papel absurdo que suele representar el que ataca.

Debates estériles.

Antes de entrar en un debate estéril, propongo lanzar otro ataque. Les suelo atacar igual pero ahora no los dejo trabajar, pongo en funcionamiento mi mano izquierda (que es lo que ocurriría en esta distancia).

Normalmente me sueltan aquello de: «Tú ya sabías lo que yo iba a hacer« (el anzuelo ha picado). ¿¿¿Un nuevo lance??? El resultado es una cabeza golpeada, un brazo con un nuevo «tattoo» y una sorpresa monumental (acompañada de una frustración palpitante).

Y es que si de veras quieren darte, lo harán como en la última imagen (abajo-derecha): la punta del arma, por lógica aplastante, irá apuntando y en vanguardia del ataque, manteniendo una distancia de seguridad provista por la longitud del arma. Y todo ello por puro instinto.

No hay más, bueno sí, los que se creen capaces de aguantar el porrazo, pero eso es otra historia (llena de moratones).

José Díaz Jiménez

Jose

Expect the unexpected...

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