Eskrima y aprendizaje en la práctica marcial.
Decía el maestro Saramago:
«He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro.»
El que aquí escribe de adscribe incondicionalmente a esta sentencia. Normalmente los que nos dedicamos a Eskrima o a las artes marciales intentamos justificar y convencer de nuestro frikismo tanto a neófitos como a presuntos entendidos en el tema. Este camino no nos lleva a ningún lugar.
Debemos empezar a tener claro que «el primer paso no nos lleva a donde queremos, pero nos aleja de donde estamos (y de los indeseables)» y es así como construimos desde la experiencia. De ahí que yo comparta experiencias en mi blog para quien quiera acercarse se vea reflejado o contrariado, en realidad da un poco igual, al final, pese a quien le pese, nuestros procesos y la direcciones suelen ser bastante parecidos.
Hay herramientas que nos ayudan en este duro y escueto proceso vital al que todos nos enfrentamos. Eskrima y por extensión las artes marciales son un pilar fundamental en mi vida, hoy quiero compartir esa experiencia, sobre todo pensando en las generaciones futuras y en el legado innegable de la Eskrima.
Tiernos comienzos.
Cuando somos niños creemos que todo es posible. Nos dicen que si trabajamos duro podremos lograr cualquier cosa que nos propongamos. Pero en algún momento descubrimos que el camino hacia el éxito no es tan fácil como nos hicieron creer. Hay muchos giros y vueltas a lo largo del camino que pueden desviarnos y hacernos perder la esperanza.
Yo he sido uno de esos niños con bastantes problemas que encontró en la práctica de artes marciales un tipo de magia que me acompaña desde siempre y me ha empujado (a veces con violencia) a continuar caminando, mejorando y disfrutando del proceso.
Como digo, considero que Eskrima, sustentada en el «movimiento consciente», es un de las mejores plataformas (de una pequeña lista) para liberar el potencial de las personas, independientemente de limites y circunstancias.
Lo he visto en mis alumnos a los largo de más de veinte años. Las artes marciales nos enseñan lecciones valiosas que mejoran significativamente nuestras vidas: mental, física, emocional y espiritualmente.
Lecciones principales al practicar Eskrima (artes marciales):
1) Nunca dejamos de aprender.
Debemos salir de nuestra zona de confort y estar preparados para adaptarnos a cualquier situación. Debemos estar abiertos a aprender cosas nuevas constantemente. Cuando practicas Eskrima, cuando entrenas artes marciales, cuando trabajas con armas y peleas, te das cuenta de que el aprendizaje, mejorar las bases de nuestro movimiento, es un proceso que te acompañará el resto de tu vida… esto para mi es muy importante.
Estar abiertos a nuevos descubrimientos, estar abiertos a diferentes tipos o métodos de entrenamiento, estar constantemente en la dirección de la simplicidad por encima de la acumulación, amplía nuestros horizontes como Eskrimadores y seres humanos.
Al tener la mente abierta te permites ser una mejor versión de ti mismo.
2) Pequeñas mejoras son la clave para una largo camino.
Eskrima (artes marciales) nos enseña que la superación personal es la clave para mejorarnos. Esa superación está sustentanda en la simplicidad y la paciencia.
Debemos centrarnos en mejorar al menos un 1% cada día, cada sesión de entrenamiento, cada práctica, cada enfrentamiento…
Si mejoramos un poco todos los días, sin prisas, eventualmente y progresivamente podemos convertir los malos hábitos en buenos. En Eskrima, en mis experiencias marciales, siempre me han impresionado los Maestros Mayores, aquellos que ya (por motivos obvios) no son poderosos físicamente, pero que son capaces de hacerte sentir como un muñeco fácilmente manejable. Su camino ha sido largo, han evolucionado a lo largo de todos esos años… prestemos atención a esa trayectoria, tienen mucho que enseñarnos.
Como se suele decir: paso lento (consciente) y mirada larga.
3) Todo llega, pero debes arriesgar…
Vamos a partir de la siguiente base; todos tenemos algo que deseamos lograr, metas, sueños…
Cuando practicas artes marciales, aprendes que tienes todo el potencial para hacer lo que quieras; lo que tienes que hacer es trabajar duro y con constancia para conseguirlo.
En nuestras sesiones de sparring debemos asumir que si queremos mejorar, debemos ser sometidos. Debemos trabajar desde posiciones desfavorables y aprender a rendirnos. Hasta que no tengas claro que para avanzar tienes que arriesgarte a sentirse defraudado, frustrado… no vas a aceptar el cambio, no vas a mejorar.
En combate la capacidad de gestión y la paciencia, resultan fundamentales. En la vida podemos transferir este tipo de enseñanzas. Esperar, y entrar en el timing correcto, por mala que sea la situación, a veces puede revertir el resultado.
Todo llega si estás dispuesto a pagar el precio de la descarnada lucha que supone «enfrentarte a molinos de viento» sin compasión…
«¿Qué pasa si decido practicar MMA en vez de Eskrima?»
Siempre nos hacemos este tipo de preguntas, ¿qué podría haber sido si hubiéramos dado un salto de fe hacia una dirección determinada?
Sea la decisión que sea que hayas tomado, asume que siempre corremos el riesgo de perder. No hay ningún tipo garantías en la vida, pero junto con ese riesgo de perder, hay una oportunidad victoria.
Nunca sabremos de lo que somos capaces hasta que lo intentemos. Da el primer paso, si te has equivocado siempre puedes volver a practicar Eskrima…
4) Disciplina es la clave.
Hay momentos en la vida en los que nos encontramos holgazaneando, procrastinamos constantemente.
Es lo típico de: «mañana empiezo». Mañana se convierte en una semana, una semana en un mes y así en años. Te encuentras muy por detrás de tus compañeros, de tus objetivos, y sientes que te has decepcionado a ti mismo.
Las artes marciales nos enseñan a ser disciplinados con nuestra mente y cuerpo. La disciplina nos acerca a nuestras metas.
Ser disciplinado significa que debemos evitar distracciones y hacer todo lo necesario para lograr nuestras metas. Esa es la esencia del combate. Disciplina es ser consciente de la importancia de centrarnos en los detalles, y no perdernos en la fantasía de la estética. Ser disciplinado es asumir y guerrear aceptando todas las consecuencias.
En el entrenamiento de Eskrima, durante la práctica debemos ser constantes, disciplinados y conscientes, aprendemos estrategias y combatimos, pero depende de nosotros mismos poner en horas de de práctica personal para dominarlo.
Los Maestros de Eskrima y artes marciales solo pueden guiarte hasta cierto punto. Es nuestra auto-disciplina la que traerá resultados positivos.
Ya lo dice Jocko Willink, creo que no hay mejor manera de definirlo: «discipline equals freedom» (la disciplina equivale a libertad).
5) El valor se da por supuesto.
Una de las lecciones más importantes que aprender en Eskrima es el coraje. Saber que puedes llegar a defenderte con ciertas garantías en una situación comprometedora te permitirá caminar por la vida con algo más de confianza.
Considero que esto es particularmente importante para los niños y jóvenes, que a menudo son vulnerables al acoso en sus entornos.
Aunque a ciertas edades la responsabilidad de defender a un niño corresponde a su familia (es importante no delegar en el niño este factor crucial en su desarrollo), saberse capaz en cierta medida de que pueden defenderse les dará la confianza para tomar el control de sus vidas y evitar cicatrices emocionales que podrían durar toda la vida.
En definitiva cuando aprendes a luchar, la lucha deja de ser un juego y empiezas a entender la vida de otra manera.
Soy partidario de la idea de que si todo el mundo aprendiera a luchar (algo utópico, debo reconocerlo), el mundo sería mucho más pacífico. Luchando aprendes que no hay nada que demostrar, que siempre hay alguien que te va a poder patear el culo y que a pesar de ello resolver tus diferencias es totalmente lícito y necesario. «Si caes siete veces, te levantas ocho, dejas de lamentarte por la caída y a seguir guerreando.»
6) Fuerza mental.
Os aseguro que cuando empiezas con Eskrima, la fuerza mental es una de las primeras cosas que aprendes. Cuando peleas con armas, tu mente tiene que trabajar contra tu cuerpo, hay un freno inconsciente y racional, pero tú quieres continuar con la acción. Tu cuerpo te dice que pares, es una respuesta fisiológica normal, pero tu mente te empuja hacia adelante. Eso es fuerza mental, eso es coraje (punto anterior).
Todos experimentamos la adversidad en algún momento de nuestra vida. Ya sea por dinero, familia, relaciones o carrera profesional, todo el mundo pasa por momentos difíciles. Depende de nosotros si decidimos dejar que estos problemas nos derroten. La fuerza mental es lo que nos permite prevalecer en nuestras horas más oscuras.
En Eskrima, cuando te relacionas con el combate y el estrés asociado al trabajo armado, aprendemos que nuestro mayor oponente suele ser nuestra propia mente.
Nuestros Maestros a menudo nos dicen que cómo respondemos en nuestros momentos más débiles es lo que nos define como personas y Eskrimadores. Con el tiempo, las artes marciales nos enseñan a superar estos obstáculos, a ignorar la voz en nuestra cabeza que nos dice que renunciemos y a seguir adelante como un verdadero guerrero. De esta habilidad dependerá nuestra capacidad de respuesta ante un agresión real y por consiguiente nuestra capacidad de sobrevivir…
7) Estar enfocado y disfrutar.
Cuando asistimos a nuestra primera clase de Eskrima, cuando hay armas implicadas, aprendemos rápidamente que debemos estar muy atentos a todo lo que pasa en clase (básicamente evitarás accidentes dolorosos).
Cuando las distracciones nos rodean (lo cual puede ser un elemento de entrenamiento al que llamo «enemigos periféricos»), desde la tecnología hasta las redes sociales, gradualmente es más difícil mantener la concentración. No sé a vosotros pero esas distracciones no me dejan disfrutar realmente del momento. De ahí la importancia de mantener un buen ambiente en clase, distendido o como a mi me gusta definirlo «una seria informalidad».
Tal y como lo veo entrenar Eskrima, nos enseñan a bloquear esas distracciones y concentrarnos en la tarea en cuestión. Al concentrarte, te conviertes en una persona más tranquila y segura.
El enfoque nítido como láser de francotirador (esa es la visualización que a mi me ha ayudado) es uno de los mayores dones que nos otorgan las artes marciales en general y Eskrima en concreto.
8) Para ser grande rodéate de gente más grande que tú.
Cuando entrenas con las mismas personas día tras día, se convierten en algo más que compañeros de entrenamiento: se convierten casi en una familia, así debe ser.
Pasar tiempo juntos te ayuda a conocer a las persona. Trabajar bajo presión hace que todo lo bueno y lo malo salga a flote. Han estado a tu lado a través de la sangre, el sudor y las lágrimas. No importa si estás ganando o perdiendo, ellos están en sus propio proceso apoyando a la vez el tuyo y viceversa. Entiendes junto a tu Maestro y compañeros que se trata de un proceso en el que unas veces ganas y otras aprendes.
Todo esto proceso debe estar sustentado por una herramienta fundamental que se llama COMBATE y para mejorar debes buscar a gente que «te ponga las pilas»…
Es a través de la lucha que nos vamos dando cuenta de algo interesante, volvemos al principio de esta entrada (me encanta esto), quizás no es tan descabellado, si trabajamos lo suficiente, quizás podemos lograr lo que queremos.
El truco, sin lugar a dudas, consiste en encontrar las herramientas adecuadas para realizar este arduo trabajo.
Las artes marciales, para mi en concreto Eskrima, han demostrado una y otra vez (casi ancestralmente), ser la plataforma perfecta para dar rienda suelta a la grandeza que todos llevamos dentro.
Me ha encantado el artículo José.
En cebú, el maestro Oliver Mag-uyon (Balintawak), me dió un consejo (que debido a mi estupidez eterna no he seguido).
Me dijo: Óscar, es muy importante enseñar el arte; el que enseña aprende dos veces.
Mi llegada a la enseñanza fue totalmente «accidental» e «impuesta» (mis profes y la situación lo precipitaron). Hoy día puedo decir que hacer frente a aquello (una auténtica locura e irresponsabilidad) me cambió la vida y mi perspectiva del arte.
Escuché una frase muy parecida, que no recuerdo de quien es y que pongo en la entrada: «donde uno enseña dos aprenden», que es también en la línea de tu Maestro. Hace falta gente honesta mostrando el arte, hace poco hablaba de esto con un amigo, hay casos de Eskrimadores que se han ido de este mundo «arrepentidos» en cierta manera por no haber pasado su legado… y eso sí que es una tragedia para los que nos apasiona esto.
Gracias como siempre por los comentarios !!!!
Jose.