En esta entrada reflexiva sobre Eskrima voy a intentar no ser muy agrio en el contenido. Parece que en el mundo de la Eskrima se haya perdido el sentido del ridículo y de eso voy a hablar.
No existen estadísticas, pero en Eskrima (y en general en las artes marciales) vamos de vuelta. Hay una frase que repito mucho en mi trabajo y que es aplicable a cualquier ámbito de la vida:
«Hay días tontos y tontos todos los días«.
El ridículo se describe como la situación en la que una persona nos mueve a la risa por cualquier circunstancia desempeñada, poco más que añadir.
¿Es importante el sentido del ridículo?
Parece que ya no importa a nadie. Es aceptado por los «círculos viciosos» que ríen las gracias de forma absurda a cambio de algún tipo de interés personal.
Ante la pregunta de cómo anda el sentido del ridículo en el mundo de la Eskrima en concreto y de las artes marciales en general puedo decir, y no me equivoco, que la cotidianidad ofrece abundantes ejemplos de su ausencia.
Descripción.
El sentido del ridículo está vinculado con la autoestima. El problema no es tenernos en alta estima, sino en los referentes falseados que se nos hayan podido llevar a confundirnos.
No hay que recordar la metáfora de narciso para imaginar de qué estoy hablando.
Algunos, por no decir todos, los miembros notables de la «alta alcurnia eskrimista» en la actualidad se muestran con frecuencia totalmente faltos de este sentido del ridículo.
Está claro que la pérdida de perspectiva real les ha hecho caminar por tierras pantanosas de las que suele ser complicado escapar.
Extravagantes.
Decía Homero:
“Al que está necesitado no le conviene ser vergonzoso.”
Estos personajes, necesitados de fama a toda costa, se revisten de una extravagancia descarada que se hace patente cuando están inmersos en sus «procesos decadentes de enseñanza«, afirmándose tozudamente en inocencias y virtudes en las que solo creen sus esbirros (que se cuentan por decenas).
Entre algunos eskrimistas aún quedan rastros de un antiguo y arraigado sentido del ridículo, de la responsabilidad y del buen hacer. Es muy alentador, doy fe de ello. No todo se ha ido al carajo.
Vergüenza (ajena).
En su segunda definición del diccionario vergüenza es:
«Sentimiento de incomodidad producido por el temor a hacer el ridículo ante alguien, o a que alguien lo haga.»
Ésta tuvo sus días de gloria, allá en un pasado no tan remoto, en el que hunde sus raíces nuestro arte. Sentir vergüenza (como un sentido profundo de responsabilidad) parece estar totalmente devaluado.
Combate.
Antaño el combate era la única medida posible que entendían los diestros en las armas.
La ausencia de peligro cotidiano (para la gran mayoría) supone una pérdida de foco que nos lleva a poder desviarnos fácilmente hacia el ridículo más recalcitrante.
Los «mentideros de internet» son refugio de estas «comadrejas sin sentido de la vergüenza». Señores de edades y panzas igualmente avanzadas jugando a ser «ninjas modernitos» que mienten más que se mueven y eso ya es decir.
La vergüenza pública era uno de los «castigos más deshonrosos» en tiempos pasados. En aquella época el sentido del honor obligaba a luchar para salvaguardarlo.
Cambios.
Las cosas cambian. Hoy día ya no es necesario ser extremistas ni retar a nadie por faltar el respeto.
Pensándolo detenidamente, le haríamos un gran favor al arte invitando a algunos iluminados a hacer un buen Sparring, básicamente para limar cierto tipo de asperezas.
El caso es que en la calle «hacer el ridículo» y no darse cuenta, o incluso vanagloriarse de ello, pensando que eres un Rambo «urban style» , puede acarrearte un serio disgusto.
Sin mentiras.
Suelo repetirlo; no me cansaré de hacerlo: las armas no mienten, no tienen reparo en mostrarse tal cual son.
Eskrima no da lugar a equivocaciones si nos centramos en el combate. Es así de simple. Justo ahi parece estar el problema: demasiado simple como para que parezca un buen negocio.
{Algunos, por no decir todos, los miembros notables de la “alta alcurnia eskrimista” en la actualidad se muestran con frecuencia totalmente faltos de este sentido del ridículo.}
Tan real e inexplicable como triste 🙁
Real, inexplicable y con tendencia a NO cambiar próximamente…
En fin, es lo que hay. Una frase de esas que nos gustan tanto, del Maestro Alejandro Jodorowsky:
– Me dijo mi abuelo: «No seas como esos peces engreídos que al dar un salto y salir un poco del agua se creen dueños del cielo.»
Poco más que añadir Oscar. Gracias por comentar los post !!
“No seas como esos peces engreídos que al dar un salto y salir un poco del agua se creen dueños del cielo.”
Recristo!!!, no me queda otra que guardar esta sentencia 🙂
Y las gracias a ti José, por seguir escribiendo contra viento y marea…
Frases incuestionables y para tener ahí guardadas y soltarlas en el momento justo…