Hace nada publicaba una frase en mi cuenta de Twitter que aunque no sé utilizar muy bien, me sirve para expresar de forma simple algunos de mis pensamientos más absurdos.
La frase:
«Desde un punto de vista práctico, para muchos haber evolucionado significa haberse quedado anclados en la tontería más extrema».
El pensamiento me vino mirando vídeos de estos que aparecen en algún muro de alguien que sinceramente no sé porqué sigo (será por ese punto extraño de fetichismo del absurdo) anunciando a los cuatro vientos que han creado y evolucionado un estilo marcial infalible, único, super efectivo, rápido de aprender (incluso a distancia) y que de camino te hará parecer mucho más macho (small dicks).
Yo siempre veo más de lo mismo (con nombres más sofisticados); marketing que rechina a rancio y patetismo ilustrado.
Para que no me digáis que ando siempre criticando, ni pretendiendo decir qué es y qué no es Eskrima, intentaré dirigir mi atención a lo que considero más absurdo del asunto.
Evoluciones.
Creo que la evolución no siempre ha creado un producto mejorado con respecto al objeto que se ha pretendido trascender. La evolución pues no es siempre garante de mejoría. Si no, observad al ser humano y las consecuencias de su paso por el planeta.
En el arte de la Eskrima, la evolución suele tomar derroteros a lo «modernito style» en el que todo vale por y para crear algo «diferente» y presumiblemente mejorado.
Añaden a sus cockteleras otros «estilos» que cubren, según ellos, lagunas que no existen en Eskrima (manos vacías por ejemplo). Que poco saben estas pobres almas, que poco han profundizado en el Arte.
Lo bueno es complicado que «evolucione», lo bueno perdura y mejora con el paso del tiempo.
Qué gracia me hace esa frase de: «no es mejor ni peor, es diferente».
Vende humos.
Para los creadores de señales de humo (cual indios ellos) el asunto significa legitimar a toda costa lo que les salga de sus partes íntimas y venderlo engañando a unos pocos patanes dispuestos a seguir a cualquier líder iluminado que les prometa el paraíso.
En definitiva, sin víctimas fáciles, no hay verdugos impunes.
En las artes marciales en las que de repente aparece la palabra evolución (a parte de lo hortera de la estética elegida a lo salpicón de sangre), lo que hay en el trasfondo del asunto es siempre lo mismo: alguien se ha hartado de estar a la sombra de otro alguien (normalmente de su misma calaña).
Estos mismos se creen superiores por gracia divina y consideran que ya es el momento de volar libres, para libres engañar a otros cuantos, rodeados de adictos jonkis de la fantasía quijotesca, y así poder sacar tajada de un pastel que a estas alturas consideran suyo.
La historia se repite. La demagogia sustituye así a la realidad y sus consecuencias.
Con los años he desarrollado alergia a la palabra evolución dentro del mundo de la lucha. Cada vez aprendo más del pasado. Lo añejo me grita sabiduría.
En Eskrima lo antiguo resurge de sus cenizas para mostrarnos una dirección inequívoca, las armas tienen su propia esencia. Quizás sea porque a estas alturas y desde hace ya mucho tiempo, sé que tengo un alma vieja y que vivo en un siglo equivocado.
En este mundo estrafalario de las artes marciales a granel, muchos se creen superman y no saben que su criptonita es la puñetera ignorancia.
Hay más que Arte Marcial. Como Henry Plée comentaba el verdadero Arte Marcial es para muy pocos. Sin embargo, pedagogías marciales como el proyecto de Jigoro Kano que se malogró por la práctica deportiva, son muy interesantes para la sociedad. Opino que el entrenamiento de Eskrima recoge una serie de característica que aportan atributos que en otros sistemas son de muy alto nivel. Por ejemplo, yo no practicaría Modern Arnis, pero para personas nunca han practicado Artes Marciales, es más pedagógico que sistemas más clásicos, refinados y efectivos en luchas reales, que, afortunadamente, en nuestro pais no son muy frecuentes.
El «verdadero arte marcial» es para el que busca algo concreto y hay mucho perdido crónico en el mundo. Sin duda artes como el Judo, el BJJ y en general casi todo el grappling son muy pedagógicas e importantes para el desarrollo del ser humano (aprendes a caer y te levantas para continuar luchando). Considero que son herramientas fundamentales y muy mal aprovechadas por la sociedad en general.
Luego está la traslación de esto a la funcionalidad, a la realidad … claro está, dependiendo de donde pongamos el foco y del punto de vista de las armas. Llegados a ese punto no hay muchas maneras posibles de destilar la enseñanza, a lo más buscando protecciones. No hay muchas maneras diferentes de aprender a pelear, que no sean peleando … y a pleno contacto. A nadar se aprende metiéndote en el agua y en las primeras clases seguro que te mandan a mitad de la piscina (a mi me ocurrió de pequeñajo) sin saber nadar y tragas mucha agua.
Muchas gracias por la aportación !!!!
José Díaz Jiménez