Ya que las armas ocupan un lugar privilegiado en este blog (la Eskrima va de ello) me gustaría hacer eco de una noticia que ha volado por las redes sociales últimamente. Más allá de afirmarla como totalmente cierta, escribo sobre ello ya que me parece interesante en tanto en cuanto continúa alimentando los enigmas del Antiguo Egipto.
Aunque parezca una noticia un tanto sensacionalista, a la cuestión la rodean estudios aparentemente serios que parecen arrojar luz sobre el origen misterioso de una de las dagas con las que fue enterrado el gran Faraón Tutankamon.
Howard Carter allá por el año 1923 desenvolvió la momia del joven rey (un año después del hallazgo), aparecieron sobre el cuerpo de la momia, entre otros tesoros, dos dagas ceremoniales: una atravesada en un cinturón sobre el abdomen y la otra colocada sobre el muslo derecho. La primera, de 31,9 centímetros, era una auténtica joya, con mango y vaina de oro, piedras semipreciosas y pasta vítrea y la hoja enteramente de oro, la segunda (numerada 256K), un poco más larga (34,2 centímetros) e igualmente una obra de arte, con pomo de cristal de roca, reveló al sacarla de su vaina una sorpresa mayúscula: la hoja de hierro. La mera presencia de hierro en este arma de unos 3.300 años de antigüedad sorprendió a los investigadores en el momento de su descubrimiento, en esta época los egipcios no forjaban este material. Se dio por sentado pues que el hierro procedía de otros pueblos contemporáneos que sí lo forjaban como los hititas de Anatolia.
La nueva investigación, llevada a cabo por un equipo italiano-egipcio y publicada en la revista Meteoritics & Planetary Science, asegura que los análisis que han realizado prueban la teoría de que el metal no es de origen terráqueo. La composición de la hoja, determinada con exactitud mediante espectrometría de fluorescencia de rayos X (que no daña el arma), presenta un alto porcentaje de níquel (11 %) solo compatible con la procedencia de hierro de un meteorito.
La calidad con la que se forjó la hoja de esta extraña daga nos revela también que los artesanos de la época de Tutankamón poseían una gran capacidad de trabajar el hierro, bastante superior a la que se les atribuía. Señalan que su investigación también arroja nueva luz sobre el hecho de que la palabra hierro se relacione con «el cielo» en antiguos textos mesopotámicos, hititas y egipcios, que podría traducirse como “hierro del cielo”. Esta daga no ha sido el primer objeto que se ha encontrado con estas características «extraterrestres», joyas y otros objetos ya sorprendieron con anterioridad a los investigadores de un mundo, el egipcio, que cada poco revela alguno de sus secretos.

Dagas del Faraón Tutankamon.
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