Siempre que viajo me aplico una máxima que ha hecho que poco a poco se vayan acumulando en una carpeta muy especial dentro de mi corazón experiencias de esas que ya nunca se olvidan: «Para encontrarse, primero hay que perderse» y esto hago, me encanta reconocer partes del mundo que mis pies jamás pisaron, para que perdiéndome, la vida y sus sorpresas dejen una huella indeleble y personal en lo más profundo de mi alma…
Caminar es lo que mejor se me da ( no tiene mucho mérito, lo sé, andar el Camino de Santiago transformó mi vida). Cuando no hay rumbo a la vista es cuando más me asusto, curiosamente es también cuando más me apasiono y ya no quiero detenerme.
Viajar por segunda vez a Ecuador se presentaba como un cambio de rumbo en una vida curtida en tropezones. Continuar una labor que ya comenzó con fuerza el año pasado y una nueva oportunidad para la Eskrima y la Fightlosofia a través del proyecto X3M Fight por aquellas latitudes, se presentaban como una gran y divertida responsabilidad.
Es tanto lo que confío en mi trayectoria, en mi Eskrima, que mis inquietudes derivaban no del miedo al «fracaso», sino de un sentimiento extraño de desapego a una monotonía que no se suele reconocer como tal hasta que tienes que separarte de ella…todo un mes alejado de casi todo, es sin duda una de esas historias que no sabes como serán hasta que ya están siendo.
Llegar a un sitio donde ya estuviste en realidad no se parece en nada a lo que te habías imaginado, es esa inocencia de viajar, esa «soledad» y ese nervio a lo conocido /desconocido lo que realmente me engancha y empuja a moverme por el mundo.
La apuesta y confianza de uno de mis grandes amigos, Sergio Jiménez, hacía que sintiera una especial responsabilidad para que todo saliera mejor que bien, cuando te rodeas de gente como su equipo ( Yisus y su amistad incondicional, Christian Hidalgo y las charlas sobre la vida y la muerte mientras comíamos, Gonzalo Montalvo con sus consejos sobre como es Ecuador y su gente – Gonzalo es el hacedor del nuevo aspecto del Blog y Daniel Loaiza todo un genio de las entrevistas improvisadas, el marketing, el diseño y las risas) hacen que de repente sientas que un camino de altura, como es el Ecuador, se allane mucho y todo sea mucho más fácil.
Es curioso y penoso, pero cierto: nadie es profeta en su tierra, es este un sentimiento muy conmovedor. Sergio me preguntaba poco antes de volverme a España cómo me sentía después de la Experiencia y el trabajo realizado…era simple: » Me siento como si estuviera volviendo a mi pasado» y aunque es mentira porque regreso con una «cesta» llena de insustituibles experiencias ( incluido comer encebollado a pesar de saber que podía no sentarme muy bien ), la sensación de respeto que te expresa la gente de allí, sobre todo cuando explicas que te dedicas a esto de las artes marciales, pocas veces lo he sentido o vivido en la tierra donde nací…
A parte de comer mucho y mejor que bien, en Quito hay muchas cosas que ver, muchas cosas que hacer y muchas cosas que conocer, el teleférico que sube más alto del mundo es una de ellas…interesante experiencia esto de la falta de oxígeno y de sentirte tan sobre el mundo, tan en las nubes. Las vistas sin duda eran de esas que sabes que te marcarán para los restos y es que como dice Cleo ( mujer de Sergio y una de esas grandes personas que habitan el planeta tierra): » Quito tiene un buen lejos».
El caso es que creo en las señales que te manda la vida, de repente y casi sin poder andar del poco oxígeno que hay en esas alturas, pude ver un cartel ( al que evidentemente tomé una fotografía) que parecía gritarme algo que en ese momento me desconcertaba y que indirectamente aludía a una sociedad y a una vida, a la que hay que adaptarse: «Precaución: 4100 mts de Altura. Despacio – No corra». Son de esas cosas que no te golpean lo suficientemente duro justo en ese momento…son de estas cosas con un timing especial y así, pasados unos días ya en tu casa, repasando esto que llamo » puertas entreabiertas», ves la imagen en la pantalla de tu ordenador, te da un vuelco el corazón y no tienes por más que volcar en un artículo todo lo que pasa en tu mente…y es que te das cuenta de que cuanto más subes, cuanto más lejos llegas, es cuando quizás tienes que ir más despacio, no correr y armarte una vez más de paciencia para que cuando las cosas se den, puedas volver con más energía sobre un camino que no sabes a donde te llevará, pero que sabes te transformará.
Si te pierdes, recuerda: es la mejor de las escusas para volver a encontrarte…para mi el mejor antídoto para una vida que sientes sin sentido, es ir a una ciudad donde no conoces a nadie ( o casi nadie), caminar por sus calles, perderte y preguntar…habla con la gente porque de repente te darás cuenta de que no estás tan solo y de que no somos tan diferentes; todos caminamos en una dirección en la que tarde o temprano nos perderemos.
Me enseñaron que » ser agradecido es de bien nacido»…espero no olvidarme de nadie:
Agradecer a Haydée y Benjamín que casi sin conocerme me hicieron un hueco en su casa y a pesar de haber roto una silla con mi peso pesado, lijar menos de lo que hubiese querido una pared «maldita» y subir un piano de 120 años a un tercero con más pena que gloria y todas las posibles incomodidades de tener a alguien ajeno en casa, me acogieron de la mejor forma posible durante todo un mes…
Agradecer a los antes mencionados e integrantes del equipo Soastec…no recuerdo a un grupo de personas que me hayan acogido con tanto respeto y desinterés, no os conocía y siento que me vengo con nuevos grandes amigos, espero veros pronto…so sorry por los varazos recibidos, recordad: no soy yo…son mis armas.
Agradecer a todos y cada uno de los asistentes a los diferentes seminarios y clases, tanto en Quito como en Guayaquil ( con canción incluida 😉 ), muy especialmente a Kevin Wright, sois grandes y me motiváis de forma muy especial a continuar estudiando y mejorando en mi Eskrima y profundizando en mi Fightlosofia, para mostrar al mundo la importancia y la necesidad de educar al ser humano en el concepto de la lucha.
Agradecer mucho a todos los auspiciantes y sus responsables, por su trabajo y por como nos trataron, sin ellos no habría sido factible mi regreso al ecuador: Phisique, Vallejo Araujo, Rexona, Clear,UDLA y VidActiva.
Y muy muy especialmente a Sergio Jiménez ( la palabra agradecimiento se queda corta), que confió un día hace ya años ( en una playa malagueña) en la Eskrima y que aquello hizo de una u otra forma ( demostrando una gran pasión por el Arte) que yo ya haya tenido el honor de viajar dos veces al Ecuador ( su actual hogar), un país que enamora por toda y cada una de sus cosas…
Regresar al pasado nunca fue tan diferente como habiendo pasado un mes compartiendo mi vida con todos vosotros…GRACIAS !!
Seguro que estas son las cosas por las que hay que agradecer estar aquí. Pura vida en su más puro estado.Ahora eres mucho más Sabio que cuando te fuiste. Un abrazo.
Muchas gracias señor Ramal…no se si más sabio pero sí con más experiencias vividas de diferentes tipos…como digo, perderse por las calles de Quito fue una de esas grandes cosas que pasan porque sí…para que aprender de uno mismo…sin duda…un antes y un después de cada viaje, de cada pasito, de cada tropezón 😉